Por Valeria Schapira*
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La violencia en la pareja es mucho más común de lo que se cree, cuenta o se sabe. Muchas personas ocultan su sufrimiento por vergüenza, por miedo a la represalia, e incluso por sentirse «culpables» de haber generado la situación de maltrato.
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El crecimiento del número de femicidios es alarmante y contar con información es vital para que puedas apartarte del peligro que entrañan algunas relaciones. Es importante que tengas en cuenta algunas cuestiones:
– Presta atención a las señales. En la mayoría de los casos de violencia, hay manifestaciones en los primeros tiempos del enamoramiento que van in crescendo con el transcurso de los meses: burlas, descalificaciones, menosprecio, comentarios despectivos, gritos e insultos. También puede haber episodios de violencia corporal, que puede llegar a convertirse en una escalada: destrozo de objetos, maltrato hacia las mascotas, empujones, rasguños, etc.
– Detecta el abuso de poder. Quien ejerce la violencia busca remarcar la desigualdad y hacer sentir su supuesta superioridad. La descalificación de la que eres objeto puede ser de índole intelectual, comentarios agresivos o burlones acerca de tu aspecto físico, tus ingresos económicos, control excesivo de los gastos del hogar, actos difamatorios en las redes sociales, etc. Detecta estas faltas de respeto y pregúntate por qué quieres estar al lado de quien no te considera un par.
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– Reconoce cuando los celos exceden lo ‘normal’. Una dosis de celos habla del interés y deseo de conservar al ser amado. Cuando la tensión por este tema se vuelve patológica, él se descarga contigo sin límites y luego se deshace en atenciones y disculpas. Estas pueden ser algunas manifestaciones: se pone violento si sales con amigas, tiene celos de tus compañeros de trabajo, revisa tu teléfono, mails o redes sociales, te obliga a cambiarte de ropa acusándote de vestirte para provocar, etc. ¿Sientes necesidad de dar explicaciones o pedir disculpas por conductas que no has tenido? Luz roja. Pide ayuda urgente para salirte de ese vínculo.
– Toma conciencia que la indiferencia puede ser agresión. La utilización del silencio como ‘penalización’, el no registro de tus necesidades, la falta de escucha y el rechazo sistemático a tus manifestaciones de afecto son expresiones solapadas de violencia. Hacerte sentir que no existes es una de las maneras más crueles de desprecio.
– No caigas en sus redes de la seducción. El hombre violento suele pasar de tener conductas temibles a deshacerse en muestras de amor; es la manera en que cree reparar el daño causado. Del cielo al infierno y del infierno al cielo. Es importante que entiendas que esos momentos ‘hollywoodenses’ de regalos y halagos no significan un cambio de base en la conducta; tarde o temprano, volverá al ataque.
– No tengas intimidad si no lo deseas. Nadie tiene derecho a ejercer control sobre tu cuerpo; de ninguna manera accedas al intercambio sexual si no quieres o a realizar actividades que te resulten desagradables o dolorosas. La violación es la manifestación más extrema de esta coerción. Denuncia al agresor de manera inmediata a las autoridades policiales.
La violencia atraviesa todos los ámbitos, todos los segmentos sociales y se cuela de a poco. Puede terminar en la muerte. Estar atento a las sutiles formas de maltrato es clave. ¿Te sientes paralizada? ¿Crees que debes quedarte en esa pareja para ayudarlo? Nadie cambia a nadie y mucho menos, a una persona violenta.
Si no encuentras la manera de salirte de una relación peligrosa, pide ayuda profesional urgente. El maltratador actúa gradualmente hasta despojarte de tu autoestima, seguridad y poder de decisión. Recuerda que no tienes responsabilidad alguna en lo que está ocurriendo aunque él haga lo posible por hacerte creer que es así.
Ten siempre a mano:
– Teléfonos y direcciones de los lugares en los que puedes denunciar la violencia de género en tu lugar de residencia.
– Documentación personal (y de tus hijos)
– Llaves
– Algo de dinero y un celular
*Experta en relaciones de pareja para Match.com