Cuando hablamos de sexo y de lo que sucede en la intimidad, las necesidades de hombres y mujeres suelen ser diferentes. La sexualidad varía de persona a persona y existen un gran número de factores que determinan cuándo y cómo queremos tener relaciones sexuales.
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Las mujeres tenemos vínculos físicos muy fuertes con la sexualidad, pero no vivimos el sexo de la misma manera que los hombres. Cuando un hombre ve a una chica en una imagen sexy, se excita automáticamente y de inmediato se imagina teniendo sexo con ella.
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Las mujeres también nos excitamos con los estímulos visuales, pero por lo general necesitamos estímulos físicos como caricias, besos y abrazos para sentir un verdadero deseo sexual.
A los hombres les encanta la inmediatez de la excitación y la seducción de una mujer en la cama. Las mujeres, por el contrario, solemos disfrutar con la intimidad que brinda el contacto físico. Muchos hombres se despiertan con una erección, mientras que nosotras preferimos las relaciones sexuales durante la noche.
Como sabes, a las chicas nos cuesta más trabajo excitarnos y llegar al orgasmo porque nuestro carácter no es como el del hombre. Estamos acostumbradas a realizar muchas tareas a la vez y siempre estamos pensando en mil cosas. Nuestro cerebro ha evolucionado para poder realizar más de dos actividades simultáneas, por lo que no podemos pasar de cero a cien en tan solo un minuto.
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Los hombres tienen más facilidad para desconectarse y abandonarse a los placeres del sexo, de ahí que sea esencial que nuestras parejas entiendan que necesitamos más acciones preliminares y mayor jugueteo previo para una verdadera excitación.
Diferencias ¿irreconciliables?
En ocasiones, diferencias sexuales como las anteriores pueden provocar problemas de pareja, sobre todo si ninguno de los dos hace un esfuerzo para entender las necesidades del otro. Por eso es importante que le hagas saber a tu pareja lo que te gusta, si es que quieres probar nuevas posturas en la cama o si desearías tener más o menos sexo.
Los cambios de los roles sexuales está haciendo que muchas parejas se replanteen suspapeles. A veces, los hombres que ganan menos dinero que sus parejas o los que se ocupan de las tareas del hogar, tienen dificultades para encontrar su lugar en la cama porque se sienten menos viriles. Estas situaciones y emociones también hay que discutirlas.
Por otro lado, en el mundo actual, tan competitivo entre hombre y mujeres, las chicas buscamos mostrar fuerza para poder triunfar en el ámbito laboral. En ocasiones, esta actitud puede trasladarse a las relaciones personales, intentando controlar todo, incluso la vida sexual. Sin embargo, debe haber un acuerdo de roles (se pueden intercambiar), pero nunca uno debe dominar al otro.
Fuente: Laura Berman. Sexo. Larousse
