La edición 2025 de Miss Universo llega más plural que nunca: no solo reúne a decenas de talentos, sino a historias que desafían moldes y amplían la idea de lo que es ser “reina”.
Esta versión coloca en el centro a mujeres que son madres, algunas con matrimonios o separaciones en su pasado, concursantes de mayor edad, candidatas transgénero y representantes de países que debutan en el gran escenario global, demostrando que la belleza ya no se mide por un molde único.
Madres y experiencia: la maternidad llega a la pasarela
Por primera vez con visibilidad masiva en ediciones recientes, varias candidatas han llegado al certamen siendo madres.
Un ejemplo claro es Nicole Peiliker-Visser, coronada como Miss Bonaire 2025, quien es madre de cuatro hijos y cuenta con una trayectoria que combina vida familiar y compromiso público, ella simboliza cómo la maternidad convive hoy con la ambición personal y profesional.
La apertura definitiva a participantes con historial de maternidad o estado civil distinto a “soltera” vino después de cambios normativos en el concurso, que ampliaron la posibilidad de competir a mujeres con distintas experiencias de vida.
La edad como valor: más vivencias, más historias
Este año, Miss Universo 2025 celebra una verdadera revolución generacional. Gracias a la eliminación del límite de edad —antes establecido entre 18 y 28 años—, la pasarela acoge mujeres con más experiencia de vida y trayectorias singulares.
Entre las candidatas mayores, destacan Solange Tuyishime Keita, Miss Ruanda, y Nicole Peiliker-Visser, Miss Bonaire, quienes tienen más de 40 años de edad.
Estas mujeres no solo traen elegancia al escenario, sino historias cargadas de madurez, compromiso social y proyectos personales. Con ellas, Miss Universo demuestra que el paso del tiempo no debilita los sueños, sino que los enriquece.
Candidatas que rompen barreras
La inclusión transgénero vuelve a ser protagonista. Vietnam, por ejemplo, inscribió a Huong Giang, ganadora antes del certamen Miss International Queen y figura pública, como su representante, marcando hitos. Esta candidata es una de las pocas mujeres trans en competir en la historia del concurso y la primera de Asia en dar este paso en el escenario Miss Universo.
Algunas candidatas han vivido el matrimonio, la separación o relaciones complejas; su inclusión pone sobre la mesa conversaciones sobre roles, libertad y elección personal. El hecho de que el concurso acepte hoy a mujeres casadas o con hijos permite que la audiencia vea rostros que reflejan anhelos reales: amar, formar una familia, rehacer la vida y, aun así, perseguir sueños personales.
Además de las historias personales, la edición suma naciones que debutan en Miss Universo, ampliando aún más la geografía de la representación global. Países como Cabo Verde, Mayotte, Palestina y Ruanda aparecen en la lista de debuts, un recordatorio de que el concurso es cada vez más diverso en origen y mirada.
La corona como espejo del mundo
Miss Universo 2025 no es solo un desfile de vestidos y sonrisas; es un espejo que refleja transformaciones sociales.
Las candidatas que son madres, las que son mayores, las que viven su identidad con orgullo y quienes representan a nuevos países traen en su equipaje la promesa de que la belleza puede contar historias de valentía, diversidad y resiliencia. El certamen, así, se convierte en un escenario donde la inclusión no es una etiqueta, sino la protagonista del relato.