Moda y Belleza

Explotación laboral y otros cuestionamientos: el lado oscuro de la Met Gala 2024

Un sindicato protestando, honrar a un cuestionado diseñador al comienzo y el toque claramente discriminador: estos son los escándalos de este año.

Temática de la Met Gala 2024
Temática de la Met Gala 2024 Web: Vogue (Web: Vogue)

El tema Met Gala 2024 es Sleeping Beauties: Reawakening Fashion (bellas durmientes: el despertar de la moda), donde se ven ya 50 piezas con el mayor valor histórico de la colección. Andrew Bolton, su curador, las llamó “las bellas durmientes”. Y para honrar la exposición de 250 piezas, la Gala tendrá un código de vestuario con referencias naturales, florales y oníricas. Todo esto, claro, empañado por protestas, el tema original de la exposición en sí y por supuesto, otros cuestionamientos hacia el mayor evento de moda del mundo.

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Los escándalos bajo el onírico jardín de la Met Gala 2024

Contratos justos: el sindicato de Condé Nast amenazó con protestar en la Gala

Más de 500 miembros de diversas publicaciones de Condé Nast llegaron a un acuerdo con el conglomerado por reclamar justicia en sus contratos, amenazando con protestar en el Met. Conde Union instauró que el acuerdo incluía un salario mínimo inicial de $61500 dólares, una licencia ampilada por duelo, dos semanas más de licencia familiar, así como 3,3 millones en aumentos salariales. Además la conservación del seguro médico por tres meses luego del despido (Ley COBRA) más un pago adicional de mil dólares.

De hecho, protestaron frente a la casa de Anna Wintour, a quien invitaron a la mesa de negociaciones (y al director ejecutivo de Conde Nast, Roger Lynch), con el siguiente lema: “Los jefes visten Prada, los trabajadores no reciben nada”. Y, a tal punto llegó todo, que Anne Hathaway abandonó una sesión de fotos con Vanity Fair para apoyar la huelga.

Esta también se originó por los despidos inminentes en un campo en eterna crisis como el periodismo: Lynch dijo que despediría a un cinco por ciento del personl. Un total de 300 empleados, cifra que luego fue rebajada a 94. Ya en 2020 despidieron a casi 100 empleados por el coronavirus.

Hay que añadir a esto, que también se protestan por suspensiones temporales y rebajas de salarios del 10 al 20 por ciento. Y por supuesto, ya hay críticas en redes sociales hacia lo que muchos amantes de la moda consideraban el “templo mayor” de un medio que como muchos en tiempos de influencers, hace aguas y recorta personal por sus ingresos.

John Galliano: el pasado no perdona y más si es antisemita

Es uno de los diseñadores más brillantes de su generación y quizás de todas las generaciones. Con Dior se vio su maestría, irreverencia y exuberancia. Y con Margiela rescata a la moda de esa eterna mediocridad de estar copiando archivos, si no que sacándolos a vender directamente, si no que irse a un simplismo trashy hijo del nuevo milenio.

No, Galliano le da arte, esa conceptualización profunda y refrescante que necesitaba una industria plagada de mediocridad. Y tanto así se le ha reconocido, que incluso el último maquillaje de su colección fue viral. Pero el diseñador se lo debe todo a Anna Wintour, quien fue prácticamente la que lo rescató del ostracismo.

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Esto, porque en una esfera donde a nadie se le “cancela” realmente, todos, de alguna forma, caen parados. Eso lo puede atestiguar Kate Moss, que si bien perdió contratos en 2006 al vérsele esnifando cocaína, es una ídola perene. O Alexander Wang, que con todas las acusaciones de abuso sexual contra él, sigue como si nada en su marca.

Y claro, le tenía que pasar a Galliano: en 2011, ebrio, afirmó que amaba a Hitler y a unos comensales les dijo que sus parientes debían estar en la cámara de gas. Arrepentido, afirmó que era lo peor que había dicho en su vida, pero el daño estaba hecho. Y Wintour reenfocó su carrera en Margiela, luego de ser despedido de Dior, para mostrar su resurgir.

Es decir el talento, claro, no se niega: pero Galliano hace parte de un grupo de creadores, productores y estilistas, entre otros personajes, que a pesar de lo que hagan, siempre tendrán asidero, tal y como pasó con Karl Lagerfeld, el muy cuestionado homenajeado del año pasado. Y en esta ocasión, según un reportaje de ‘The Cut’, el tema primario era una retrospectiva de su carrera.

Podía funcionar: a pesar de lo misógino y drogadicto que fuese Alexander McQueen, el británico tuvo la suya, así fuese post- mortem. Karl Lagerfeld, a pesar de lo clasista y gordofóbico, también. Pero, como se atreven a especular por el cambio de temática, en una época donde Israel está siendo condenada por el genocidio contra el pueblo palestino y con una buena parte de la industria del entretenimiento y moda de parte suya, al menos en Estados Unidos, habría sido un insulto.

Sí, la Met Gala es política sin mostrar pines pequeños y vergonzantes- que parodió deliciosamente ‘Saturday Night Live’- o vestidos abiertamente controversiales. Hasta en aquella juegan intereses de carácter global. Y en un irónico giro: este año, la temática se inspira en ‘The Garden of Time’, una historia distópica que critica esa clase alta. Que exhibe la riqueza a través de las cosas hermosas como fachada contra el tiempo.

No se puede ser más autorreferencial.

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