Body Positive

La talla “ideal” para las mujeres no existe y es hora de dejar de perseguir estándares irreales

No tenemos que dejarnos llevar por las tallas normativas socialmente aceptadas para sentirnos bellas.

Talla ideal en las mujeres

En un mundo donde se busca ser parte de un “ideal” para recibir la aprobación y la admiración de los demás, las mujeres quisieron encajar en determinadas tallas que eran promovidas por los medios de comunicación y la publicidad.

Poco a poco fueron alentándolas a hacer lo que fuera con tal de pertenecer a esos selectos grupos, incluso si eso arriesgaba su salud, por las mismas inseguridades y complejos que generaron esos estándares.

La ironía del asunto es que la mayoría de las mujeres en el mundo son talla mediana y larga, pero la moda se empeña en vender tallas XS y S a granel, volviéndose “aspiracional” y en marcas de lujo, “selecta”.

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Los patrones de belleza se instalaron y se suponía que todas debían lucir igual, sin tener en cuenta que cada belleza es única, hay diferentes biotipos por naturaleza y las mujeres no necesitamos que nos digan cómo debemos vernos.

Con el tiempo fueron surgiendo mujeres que visibilizaron y reclamaron el lugar de las mujeres de todas las tallas, que hoy día coronamos con el ‘body positive’ y con la aparición de marcas más inclusivas.

Ya no tenemos que perseguir un modelo o un patrón determinado, porque sabemos que ese “ideal” es el que a nosotras nos guste. No importa el número, el tamaño o la forma. Los imponemos nosotras mismas.

Hoy el ideal se puede ver como una talla 5, una 10 o una 20. El cuerpo debe dejar de ser un estigma, porque una etiqueta no nos define.

Las mujeres no somos números, ni tampoco somos tallas

Hay que visibilizar todos los tipos de cuerpo y entender que todos ellos son absolutamente normales y hermosos.

Pero también hay que dejar de ver a las estrías, los rollitos, la celulitis o la flacidez como “imperfecciones”, porque eso solo es un punto a favor de esos patrones de belleza que deben quedar en el pasado.

El camino es reconocernos como mujeres, sin hacer distinción entre nosotras o una clasificación en función a nuestros cuerpos.

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