No solo en el mundo de la moda se usa animales para satisfacer las necesidades más excéntricas de sus clientes, sino también en el mundo de la belleza, que por años ha sacrificado millones de animales para que sus productos no lastimen a los humanos ¡Qué ironía no!
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Los animales que se utilizan para las pruebas cosméticas tienen como fin verificar la seguridad e inocuidad de ciertos productos e ingredientes, y para ello se usan ratones, ratas, conejos, conejillo de indias, etc, quienes son sometidos a procedimientos muy dolorosos y estresantes, la mayoría de las veces no se les aplica analgésico alguno.
Entre las pruebas más comunes están:
- Toxicidad de dosis repetidas: conejos o ratas son forzadas a ingerir o inhalar ingredientes cosméticos, o se les aplica el ingrediente en su piel afeitada, cada día durante 28 o 90 días. Luego son muertos; o las pruebas de carcinogenecidad, ratas alimentadas durante dos años con las sustancias para ver si produce cáncer. Luego son matadas para su análisis.
- Toxicidad reproductiva: conejas o ratas preñadas son forzadas a ingerir sustancias y luego son matadas para evaluar la toxicidad en sus fetos; como si fuera poco, conejos o ratas son forzados a ingerir la sustancia y luego son matados para examinar sus órganos y ver cómo esta se distribuye en sus cuerpos. Es frecuente que estas pruebas produzcan resultados inexactos o erróneos dado que el grado de lesión es subjetiva para el observador.
¿Cuándo empezaron estas prácticas en el mundo?
La experimentación animal en productos cosméticos comenzaron a realizarse a partir de los años 40 y se convirtieron en una práctica común que alcanzó su máximo en los años 80. Sin embargo, su utilización provoca una dura oposición de los defensores de los derechos de los animales que a lo largo de los años han criticado la crueldad con la que se trata a los animales solo por fines estéticos y han cuestionado su utilidad.
Como resultado de estas medidas, a lo largo de las últimas décadas se han desarrollado, validado y aceptado numerosos métodos alternativos a la experimentación con animales basados en ensayos in vitro.
Estos avances han permitido que muchos países hayan adoptado regulaciones estrictas que prohíben la experimentación animal con fines cosméticos, como es el caso de México que este año reformó la Ley General de Salud y aprobó la prohibición del uso de animales en pruebas de productos cosméticos y sanciona con 7 años de prisión a quien contrate, autorice, participe o desarrolle estos experimentos. En Ecuador, el Código Integral Penal, sanciona a quienes maltraten o maten animales de la fauna urbana, pero no habla sobre los animales usados en experimentos.
A pesar que nuestros país sí existen productos que no testean en animales, es importante que nosotros como consumidores, preguntemos a las marcas de belleza, si la base, el labial o el rímel que usas a diario ha sido o no probado en animales, solo así, llegaremos a convertirnos en compradores más conscientes.