Nina García es una autoridad de la industria de moda mundial en el ámbito de los medios de comunicación. Es editora en jefe de una de las publicaciones más importantes de moda y belleza a nivel mundial, Elle USA y también ha sido conocida por varias generaciones de amantes de la moda por ser la implacable- pero certera y aguda- juez del programa “Project Runway”. Ha escrito cuatro libros que ya son referentes y best- sellers, como “El libro de la moda” (2008) y “The Style Strategy”, con dos versiones de 2009 y 2014, entre otros. Es también embajadora de la plataforma de moda y negocios de su país, Colombia, Bogotá Fashion Week, que tuvo lugar del 2 al 4 de abril.
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Allí, habló con dos compatriotas que también son conocidos en la industria de moda mundial: Edgardo Osorio, creador de la famosa marca de zapatos Aquazzura y Silvia Tcherassi, sobre los cambios de la industria de moda, lo que debe tener un diseñador para triunfar en una industria cada vez más saturada y ávida de imágenes digitales y de cómo los medios impresos no han muerto sino que han evolucionado para contar historias de moda en otros formatos, tal y como lo hizo la revista Elle, por ejemplo, con su propia portada personalizada. García habló con Metro sobre cómo está la industria actualmente y sobre el papel de diseñadores y lugares emergentes como nuevas visiones en el negocio de la moda.
¿Qué diría a aquellos que creen que la moda es un negocio banal?
La moda es un negocio con mala reputación. Pero lo que no se ve de esto, es que es una industria muy grande, que da muchos trabajos y es una comunidad muy grande. De banal no tiene nada.
“Los diseñadores emergentes pueden reaccionar más rápido a los cambios del mercado”
Con el auge de tantos productos virales hechos para desconcertar, como los que hacen Balenciaga, Gucci, Vetements, ¿cómo contar historias que vayan más allá de hacer un producto solo para eso?
Las redes sociales son un reto. Pueden serlo, o una bendición. Sí, podemos usarlas para comunicar una historia, para llegar a nuestros clientes, saber qué es lo que necesitan, tener nuestro propio website, e-commerce. Tener plataformas como Moda Operandi. Pero el “contra” de esto es que hay muchas voces. Hay tantas, que es muy difícil hoy destacar o diferenciarse. Entonces, yo siempre lo que aconsejo a los diseñadores que quieren surgir y usar esas redes, que son tan poderosas, es primero concentrarse en el diseño, tu punto de vista, tu enfoque, a cuál mujer quieres dirigirte. Y tener una historia coherente. Esa historia estará en tus medios día a día. Y debe tener un hilo de coherencia muy instintivo para ser fuerte.
¿Cree que Europa está perdiendo terreno ante otras capitales, como Shanghai, Lagos, con sus propias semanas de moda?
No lo creo. Todavía París, Italia, Inglaterra, son muy fuertes. Se ha abierto el terreno de la moda global. Pero hay oportunidades para Colombia, por ejemplo, porque lo que ha pasado con estas mega-brands es muy monótono y parecido.
Si se habla de diseño en lugares emergentes, como Latinoamérica vemos que México, Brasil, están haciendo moda artesanal, lo mismo que en Colombia, por ejemplo. ¿Qué hace diferentes a todos estos países?
Los mexicanos, por ejemplo, tienen su propia forma de hacer las cosas. Ellos tienen su propio punto de vista. Y me encanta que los diseñadores emergentes en Colombia piensan en cómo piensan producir bajo el tema de la sostenibilidad. Es increíble. Y eso es el futuro.
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¿Cómo democratizar la moda sin recurrir al fast fashion?
Creo que tenemos que seguir apoyando al talento emergente.
¿Cómo ser auténtico en un mundo donde todos se precian de serlo?
No todos son auténticos. Y hay una ventaja que tenemos: cuando somos diseñadores emergentes, cuando somos pequeños, podemos reaccionar más rápido al mercado. El mercado se está moviendo muy rápido y los mega- brands son muy grandes. Entonces, cuando evolucionan tan rápido, tenemos que tener este este instinto y cuando somos pequeños podemos reaccionar más rápido y cambiar el juego. Y esa es una gran fuerza que tienen los pequeños diseñadores. Yo sé que hay una gran falta de recursos, pero todo eso trae creatividad, tienes que tener esa facilidad de poder lograrlo y tener la intuición ante lo que presenta el mercado y cómo se está moviendo.
¿Cuáles son los diseñadores que para usted son game-changers?
Ahora mismo, en esta temporada, que acabo de ver, me parece que Hedi Slimane, otra vez, ha podido dictar cómo con su trabajo en Céline, cómo se mueven las tendencias y es el nuevo glamour, la nueva burguesía, los nuevos clásicos. Dio vuelco a las tendencias que vimos en las grandes capitales.
¿Y de su país?
En Colombia estamos en un momento de oro para la moda. Estamos en una posición muy importante. Colombia tiene un “boom” cuando precisamente todo se ha vuelto bastante monótono. La mujer todavía quiere encontrar algo que es personal, único, tejido a mano, que tiene ese craft. Y eso es lo que los diseñadores están produciendo. ¿Por qué quiero ser parte de la Cámara de Comercio de Bogotá Fashion Week? . Porque le han apostado precisamente a esto. Han hecho un gran
trabajo. Es un momento crucial para la moda colombiana.
Me gustan diseñadores como Edgardo Osorio, Silvia Tcherassi, son increíbles. Johanna Ortíz. Nancy González. Ella empezó aquí. En el conversatorio tuvimos la pregunta de por qué Aquazzura no comenzó aquí, en Colombia. Nancy González sí lo hizo. Y después se convirtió en una marca de lujo a nivel internacional. Esto es de Colombia. Todos estos personajes. Cuando me pidieron invitar a gente de fuera, sí, yo puedo traer, pero esta es una verdadera muestra de que podemos hacer nuestro sueño realidad. Tenemos que estar orgullosos de esto.
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