La sociedad y sus estereotipos le impone a todas las mujeres la idea de la perfección corporal, basada en las medidas 90-60-90. Lo que esté fuera de eso, suele ser mal visto, criticado y para nada aceptado. La youtuber brasileña Alexandra Gurgel desafía todas esas tendencias y cuenta cómo aprendió a amar a su cuerpo con curvas luego de sentir “gordofobia” e intentar suicidarse.
PUBLICIDAD
Pasó una infancia terrible, acomplejada por ser gorda. A los 9 años comenzó a tomar pastillas para adelgazar, confesó al portal brasileño Universa. Para protegerse de las críticas de su entorno en el colegio, jugó el papel de “gorda valiente” y le hacía bullying a quienes la atacaban por su peso.
“La presión por ser delgada venía de todos lados, de la escuela, de la familia, de los niños, no encajaba”, manifestó la influencer de 29 años y con casi 300 mil seguidores en Instagram.
A los 23 años, su propia madre le regaló una lipoescultura. Con 9 litros de grasa menos en su cuerpo, su nueva apariencia era objeto de atención a todas las partes que visitaba. “Quedé como Kim Kardashian. De un momento a otro, empecé a gustarla a la gente, me empezaron a respetar. Pero esa no era yo. Me asediaban en la calle. Y pensé, ¿esto es lo que se gana siendo bonita?”.
PUBLICIDAD
Tres meses después de la operación, Alexandra Gurgel intentó suicidarse
Luego de esa experiencia, intentó conocerse a sí misma y trató de vivir sin apegarse a los estereotipos ni pensando en qué dirá la gente de ella ni de su apariencia. Volvió a ganar peso y fue tres años después que conoció el feminismo, movimiento que la llenó de confianza en sí misma.
“El feminismo me trajo una visión del mundo en la que éste me mostraba que yo no era culpable de mi apariencia, de que no había nada malo en mí. Y ahí, finalmente, aprendí a aceptar mi cuerpo”, detalló.
“Hoy me encanta como soy. Escondí mis brazos durante años por vergüenza. Hoy, salgo con ellos a la vista y me hice un tatuaje. Demoró, fue difícil pero finalmente me encontré y me acepté”, confesó Alexandra, demostrando que sí se puede llegar a un estado de aceptación plena de tu cuerpo, sea cual sea.