Por: Karen Uribarri
Es curioso que varios de estos productos fueron creados por amor a una mujer, para que ésta se viera mejor, para que se sintiera feliz, para que brillara más. Hechos con amor y que nosotras tomamos como nuestros y no nos separamos más.
Son los mejores inventos cosméticos en la historia, ¡que nosotras disfrutamos hoy absolutamente!
1.- Máscara de Pestañas
Le llamamos rímel por años, ya que así sonaba la marca Rimmel creada por el francés Eugene Rimmel en el siglo XIX. En la búsqueda de cómo embellecer más a su esposa, este perfumista creó este líquido negro que pintaba las pestañas profundizando la mirada. Pero la máscara de pestañas se remonta al antiguo Egipto, donde se utilizaba una fórmula a base de agua, miel, kohl y estiércol de cocodrilo, formando con todo una pasta que se aplicaba en las pestañas. Curiosamente, esta pasta no se usaba para dejar más lindos los ojos, sino que era parte de un ritual para espantar a los malos espíritus que, se creía, ingresaban por la mirada. Similar situación pasaba en Grecia hasta el Imperio Romano, cuando desapareció la tradición. Ya en la época victoriana, en Inglaterra, se volvió a poner interés en perfeccionar la mirada femenina y se realizó una pasta con cenizas y carbón para aplicarse en las pestañas. Hasta que Eugene Rimmel creó en 1834 junto a su padre «House of Rimmel» en Londres, y lanzó oficialmente lo que llamó Rimmel. En 1913, el químico T.L. Williams creó una fórmula con vaselina de petróleo y carbón para que su hermana Mabel enmarcara la mirada. Así nació Maybelline, y su máscara de pestañas se aplicaba con un pincel mojado. El formato con cepillo apareció en 1957 cuando Max Factor lanzó una máscara con aplicador dentro del tubo del producto. Dos años más tarde se crearon los de colores y en los 60 se convirtieron en furor gracias a la famosa modelo Twiggy. Con todos los avances, estudios y pruebas dermatológicas, hoy disfrutamos no sólo de distintos colores, sino que además de texturas, diferentes tipos de cepillos, con vitaminas y protectores, con efecto alargador y a prueba de agua.
2.- El labial
Junto a la máscara de pestañas, el labial es el producto más usado por las occidentales.
Sus comienzos se remontan a la antigua Mesopotamia, cuando las mujeres de la época aplastaban joyas semi-preciosas para decorar los labios y los ojos. Esta mezcla fue luego cambiada por una pasta formada por arcilla roja, óxido de hierro, henna, algas, yodo y bromo. Cleopatra VII, por su parte, entre el 51 y el 30 a.C., creó su propio labial rojo intenso con escarabajos carmín triturados y hormigas.
Sólo después del 900 d.C. se creó la primera barra de labios de la mano del musulmán Abu al-Quasim al-Zahrwai, con cera, pigmento perfumado y prensado en un molde.
El auge de los labiales fue, sin duda, en el siglo XVI, durante el reinado de Elizabeth I, quien impuso la moda de llevar rostros muy pálidos con labios intensamente rojos.
Luego vino el labial gloss inventado por Max Factor en 1930 y el labial en barra que no dejaba marcas al besar, en 1959, creado por el químico norteamericano Hazel Bishop.
Hoy los hay con protector solar, hidratantes, nutrientes, vitaminas, de cientos de colores, con brillo y sin él… Incluso algunos que dicen durar 12 horas intactos.
3.- La BB Cream
Empezaron a sonar hace poco en nuestro país, pero en Oriente eran parte fundamental de la belleza de sus mujeres. Sin embargo, su fórmula original se creó en Alemania con el fin de tratar con ella la piel de pacientes sometidos a tratamientos dermatológicos muy abrasivos. De allí que su fórmula esencial contenga regeneradores, protectores y colores símiles a la piel, lo que ayuda a disimular los signos de los tratamientos sin dañar el rostro. Años después esta fórmula original fue captada por Corea del Sur y rediseñada para ser vendida de manera comercial, añadiéndoles protección solar, ingredientes blanqueadores y factores anti envejecimiento.
Estas cremas tienen la característica de poseer una textura muy ligera que se absorbe bien y que, en la mayoría de los casos, suple la aplicación de maquillaje posterior.
Actualmente se pueden encontrar BB Cream con distintos acabados y diferentes coberturas. También hay antiedad, antiacné, blanqueadoras, nutritivas, hidratantes y, casi todas, con protección solar. Lo más atractivo, además de la comodidad, es que tienen elementos embellecedores y saludables como caviar, oro, té oriental, coenzima Q10 y diamante. Todas estas mezclas entregan luminosidad y funcionan perfecto como antiarrugas.
4.- La plancha de pelo
Antiguamente las mujeres se exponían al peligro al alisar su cabello con planchas a vapor, las mismas de la ropa. Es que desde tiempos remotos se sabe que no estamos nunca satisfechas con nuestro pelo, y que las lisas quieren ser crespas y las crespas quieren ser lisas. Por eso es que se crearon los alisadores de pelo, que no son más que placas de metal caliente que al presionarse juntas hacen que el cabello quede liso. Esto ocurrió en 1872 cuando Erica Feldman usó hierros candentes y los aplicó en su propio cabello para darle forma. Sin embargo, sólo existió como dispositivo desde 1912, cuando lady Jennifer Bell Schofied creó el primer alisador, un modelo muy similar al que usamos hoy. Este fue perfeccionándose en beneficio de la salud del cabello y de la seguridad, y en 1990 se pusieron a la venta al público en supermercados, farmacias y tiendas especializadas. Actualmente se ha modificado el material usado para calentarse, buscando así dañar lo mínimo posible y no quemar el cabello.
5.- El alisado de keratina
Le quitaron espacio en el mercado a las famosas planchas de alisado pero, sin duda, fueron la solución para el control del frizz, el deseo de tener el cabello liso y, además, brillante. Fue a mediados de 1950 cuando los productos químicos fueron introducidos como una alternativa permanente para obtener cabello liso. Y hoy disponemos de muchísimas sustancias distintas para lograr el mismo objetivo. Los dos alisados más comunes son el reacondicionamiento térmico o alisado japonés, y el tratamiento de keratina o alisado brasileño. El alisado japonés consiste en un ciclo de lavado, calefacción y planchado, que se repite varias veces. El de keratina brasileña es el método más usado y más suave, y se realiza con una solución de keratina activa que debe aplicarse en toda la cabeza y que después penetra en la hebra capilar al plancharse el cabello. Ambos procesos se deben repetir tres a cuatro veces al año y mantener con productos adecuados que ayuden a prolongar su efecto alisante.
6.- El esmaltado permanente
Es un claro reflejo de las necesidades de la mujer actual y su agitada vida. Y es que con tan poco tiempo libre, no podemos detenernos en una manicura cada 3 o 4 días. Sin embargo, se nos exige mantener manos impecables. De allí que se buscara una fórmula con una duración estimada de 10 a 20 días. Si bien su aplicación es muy parecida a la de un esmaltado tradicional, el secreto está en el secado, que requiere de una lámpara UV o LED y que mantiene el brillo mucho más tiempo.
7.- La coloración
Sus orígenes se remontan hasta tiempos inmemoriales, cuando los egipcios tenían la costumbre de aplicarse una pasta de henna para colorear su cabello. Luego, en la época romana, las mujeres introdujeron otro sistema de coloración gracias a las esclavas galas. Como las romanas eran castañas y las galas rubias, comenzaron a ponerse en el pelo una pasta preparada con cenizas de madera de haya y sebo de cabra para provocar la decoloración. Luego se aplicaban sales de plomo con diversos extractos de plantas como la corteza de nuez, las bayas negras y, claro, henna.
La henna era tan usada que incluso en el mundo musulmán los hombres teñían su barba con este elemento.
Luego, en el Renacimiento, la mezcla se cambió a una solución de sosa natural que se extendía en todo el cabello, el que se exponía por horas al sol. En Francia se inventaron polvos para teñir el pelo a base de mezcla de violetas y lirios secos con cenizas, extractos vegetales y un mucílago.
Es en 1860 que se comienza a aplicar agua oxigenada para practicar decoloraciones. Luego se entendió que para decolorar se necesitaba agua oxigenada con amoniaco, y para teñir, una mezcla entre colorantes con amoniaco. Desde ese momento sólo fue perfeccionar la fórmula, agregarle nutrientes e hidratantes y sellarlo con cremas que dieran luminosidad.
8.- El bálsamo labial
En 1937 Alfred Woelbing y su esposa crearon la primera mezcla de un bálsamo labial en su cocina. Era introducida en pequeños recipientes y buscaba hidratar y sanar los labios de grietas y sequedad producto de los cambios de temperatura y el frío.
Luego, con los años, la fórmula se perfeccionó, agregando mentol, ya que contiene propiedades antisépticas, reduce los gérmenes y alivia el dolor. También se agregó alcanfor, que es refrescante y alivia el dolor de las heridas; manteca de cacao para proteger la piel e hidratarlos; vitaminas; vaselina como barrera hidratante, y lanolina como calmante.
Actualmente, grandes y chicos usan bálsamo labial en sus distintos formatos, pues ha llegado a ser un placer usarlo a diario como calmante de la resequedad que provoca el esmog, aire acondicionado, el frío o exceso de sol.
9.- Las mascarillas descongestionantes
El objetivo de una mascarilla descongestionante es absorber la capa superficial de la piel, retener el agua e hidratarla, atenuar las finas líneas de expresión, exfoliar y retirar las células muertas de la superficie, acelerando así la renovación celular y dando un aspecto más descansado y desinflamado.
Su uso no tiene un origen definido, ya que se sabe que cada grupo de mujeres en la historia creó su propia mascarilla, desde las antiarrugas hasta las antimanchas.
Las damas de alcurnia del París del siglo XIX incluso se aplicaban filetes de carne cruda sobre el rostro para prevenir las marcas de la edad. Y en esa misma época se decía que madame Vestris usaba todas las noches una mascarilla que la ayudaba a mantener su piel lisa y joven.
Hoy las hay caseras o fabricadas por las mejores marcas de estética. Sea cual sea su procedencia, son sí o sí las favoritas de las mujeres.