Parece que esas mejoras digitales (de las por lo general se abusa en las publicaciones de moda) deja de ser bien recibida, no sólo por los consumidores, a quienes van dirigidas las campañas publicitarias, sino también por los expertos del medio.
Fotografiada por Peter Lindbergh en blanco y negro, Kate Moss aparece en la edición de enero de Vogue Italia. Las imágenes nos recuerdan a la Kate Moss que veíamos en los 90.
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No es que las fotos estén totalmente libres de retoques, sino que se recurre a ellos muy poco, de manera que son casi imperceptibles. Así nos encontramos con una Kate Moss de 40 años, con poco maquillaje y un estilismo sencillo y acertado (pantalones de pata de elefante, suéter básico, blusa sin tirantes, zapatos bostonianos).
Gran parte del encanto de estas fotos está en las imperfecciones de Kate (muy pocas, obviamente, pues estamos ante una mujer que ha trabajado para la moda durante muchos, muchos años).
No se necesita abusar de los retoques para obtener buenos resultados. Este editorial es una prueba. Menos mal que quienes encabezan la industria de la moda comiencen también a darse cuenta de ello.