No es un secreto que las modelos no comen muy sano, especialmente las de alta costura que deben someterse a una competencia descarnada por el éxito y la fama.
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Recordemos que debido a esto supuestamente la industria de la moda, con la revista Vogue como vocera, se embarcó en una cruzada pro salud y la revista incluso realizó una declaración de principios donde aseguraban que serían “embajadores del mensaje de la imagen corporal saludable”.
A pesar de estos compromisos, hoy no enteramos de algunos secretos muy bien guardados por la publicación de Condé Nast. La ex directora de Vogue Australia es la responsable de la nueva polémica en la que se ve involucrada la biblia de la moda. Kirstie Clements estuvo 13 años a la cabeza de esta edición, pero el año pasado fue despedida sin contemplaciones e inmediatamente reemplazada por Edwina McCann, quien era la editora de su máxima competencia Harper’s Bazaar.
Luego de este ingrato momento, Clements decidió contar algunos secretos de la publicación a todo el mundo. Qué mejor para eso que un libro, esta semana lanzó ‘The Vogue Factor: From Front Desk To Editor’ con las confidencias más sabrosas del día a día en la revista de moda más importante de todos los tiempos.
Clements comenta en su relato que existen dos tipos de modelos de alta costura, las “delgadas” y “delgadas estilo París” que son al menos dos tallas menos que las tradicionales. Lo peor de todo esto es que según la ex directora de Vogue Australiana, las modelos logran mantener y bajar al peso ideal comiendo pañuelos tissue. O sea, imagínense esos estómagos de papel maché.
Comiendo papel las modelos logran llenar en algo sus estómagos y no desmayarse por inanición. “Cuando una modelo empezaba a recibir buenas ofertas de trabajo en Australia, por lo general ésta moría de hambre para bajar dos tallas más y poder ser contratada en Europa”, cuenta Kristie.
Otro detalle que aparece en el libro de la editora es que en una oportunidad se realizó una sesión de fotos en Marruecos que duró tres días en los cuales según ella jamás vio a la modelo comer y que al final del trabajo la modelo a penas podía mantenerse de pie. Sin duda, es una práctica muy peligrosa y reprochable.
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Todo esto ocurría mientras la revista aseguraba estar por la salud de sus modelos, pero más grave es que Clements sabiendo todo esto no hizo nada por denunciar estas prácticas y solo luego de ser despedida conto estos sórdidos detalles.
Fuente: www.styleite.com, www.ibtimes.com