Más de una vez he dicho (y he oído decir): “No me importa que me estén matando , los amo” y cual guerrera he aguantado jornadas que parecerían interminables con tal de usar mis zapatos favoritos; aunque al cabo de media hora ya no pueda ni caminar.
Y parece que tontamente me tomado esto como un asunto personal, como una cuestión de vida o muerte de mi feminidad o qué se yo, ya que Manolo Blahnik está totalmente en contra de la falsa creencia de que hay que aguantar los zapatos incómodos . De hecho, es un poco duro con las que deciden usarlos: “Las mujeres que dicen: ‘Me encanta llevarlos, aunque me maten’, son tontas” son sus palabras.
A diferencia de Louboutin, conocido por crear zapatos increíbles e imposiblemente incómodos, Blahnik siempre se asegura de que sus creaciones sean cómodas; “y las mujeres no deberían conformarse con menos”.
Por otra parte, Louboutin asegura que “La gente dice que soy el rey de los zapatos dolorosos. No quiero crear zapatos que duelan pero no es mi trabajo crear zapatos cómodos. Trato de crear tacones altos tan cómodos como puedan serlo, pero mi prioridad es el diseño, la belleza y lo sexy. No estoy en contra del confort pero no es mi objetivo”
Y ahora que lo pienso, creo que Blahnik tiene razón. Muchas veces me he fijado del triste e incómodo andar de muchas mujeres y me da ganas de ofrecerles ayuda; ya saben, decirles que todo va a estar bien pero que por favor se bajen de esas plataformas de 14 centímetros con las que claramente no pueden andar. Seguramente así me veo yo cuando me pongo a la fuerza mis zapatos de lentejuelas que tanto amo y que tanto lastiman el arco de mis pies.
Pero, ¿de verdad es imposible hacer zapatos sexys y cómodos? ¿Por qué hay que elegir entre uno y lo otro?
¿Tú qué opinas? ¿Vale la pena aguantar el dolor y la incomodidad con tal de usar un par de zapatos increíbles? ¿Están peleados el estilo y la comodidad?