Siempre me han dicho que tengo cara de niña. Desde que soy una niña. (Broma). Quiero decir, que desde que se supone que no debería tener cara de niña, sigo teniéndola.
Además, soy bajita. Arreglada, con tacos y vestida como adulta, no me veo de mi edad. Me veo de mucho menos. Sólo cuando la gente me pregunta qué estudio y les contesto que ya no estoy en la Universidad hace varios años, se pegan el alcachofazo, aunque igual me achican un par de años. Yo sé que en la foto de mi avatar me veo pendejísima, por mis lentes fucsia y mi moño atrás. Pero estaba en un festival de música, hacía mucho calor y yo no iba a sacrificar la comodidad por verme mayor.
Para comprar vino en caja para cocinar, me han pedido carnet si es que voy con tenida veraniega y sin maquillaje. Para entrar a discotheques o bares, también me han pedido carnet. Una vez me tomaba un café en un bar en Ovalle, a las 11.00 de la mañana, y la mesera me pidió el carnet. Sí estaba maquillada, pero andaba con zapatillas.
Es bastante irritante esta situación. Claro, algunos me dirán que me quejo de lleno y que verme más joven de lo que soy es algo bueno, porque si ahora que tengo 25 me veo de 15 si no me maquillo, me tomo el pelo y me visto juvenil, cuando tenga 35, me voy a ver de 25. No creo que funcione así. Después de los 25 el desarrollo comienza a ir para atrás y las arrugas, por más chapes que te pongas, se seguirán viendo ahí.
No me gusta verme más joven. Y no tiene nada que ver con la estética, el ego o la autoestima; es una cosa de respeto. Lamentablemente en este mundo, las personas tienden a no respetar mucho a quienes parecen más jóvenes que ellos. En el trabajo, me ha traído problemas porque a veces las personas me ven como una chiquilla y me tratan como tal.
Salvo algunas escasas excepciones, en que mi cara de niñita ha conmovido a algunas personas que me ayudaron en momentos de problemas como no poderme mi propia maleta, caerme al suelo por cualquier motivo o perderme en una ciudad extraña, no me ha servido demasiado.
Así que no me quedó otra que trabajar a punta de un profesionalismo desbordado, con una puntualidad y responsabilidad impecables y tener las ideas claras, y cuando no sabía cómo se hacía algo, jamás me excusé con un “No sé cómo se hace”. No, simplemente intentaba averiguarlo por mis propios medios.
Finalmente, cuando se trataba de contactar gente por correo electrónico o por teléfono, muchos me trataban como “adulto”, y si me llegaban a conocer después de eso, se sorprendían y me decían “oooo pero te ves tan niñita”.
Además, siempre me he preocupado de “vestirme como grande” sin verme vieja chica; eso me ha costado un buen poco; jamás zapatillas, poleras con dibujos animados, lápices, estuches o billeteras con personajes infantiles. Tengo algunas cosas antigüas, de las que no me he deshecho, pero las uso sólo en ocasiones especiales, tales como quedarme todo el día en mi casa o el festival de música que les comentaba.
¿Alguna tiene cara de cabra chica?¿Les gusta o les ha traído problemas?