¿Qué? No lo puedo creer. Aún no. Lo leí en un blog gringo donde una mina contaba su perturbada experiencia probándolo. Así que decidí buscarlo en Internet a ver si no se trataba de una broma. Efectivamente, existe. Me hice las mismas preguntas que la mina: ¿Será de verdad? ¿O será algún elemento sintético? ¿Cómo lo recolectan?¿Quién lo recolecta? ¿Hace algún estrago en la reproducción de estos grandes mamíferos?
No creo, porque leí por ahí que liberan 1.520 litros de semen. Y averiguando por aquí y por allá, encontré que varios otros productos para la salud lo contienen. Y también que -ojo- no se trata realmente de esperma (semen) de ballena, sino de un extracto de la grasa del animal o bien un aceite sintético. Algo así como el “aceite de castor” mal traduciendo al “castor oil” (Aceite de ricino). Menos mal.
Me gusta cuidarme mi pelo; aunque nunca tanto como Fran Fariña, a quien le obsesiona su cabello, he gastado bastante en buenos productos pero como tuve un corte reciente, mi pelo está muy sano y no necesita tanto cuidado, por lo que por mientras, le dedico ese dinero y tiempo a otras cosas.
Pero antes de saber que se trataba de un simple nombre de fantasía, me pasé miles de rollos por la cabeza; me dio mucho asco y me preocupé mucho por el ecosistema. Pensé que quizá muchos productos lo tenían y yo no sabía y AAAAA. También recordé la crema de baba de caracol que usé sin asco alguno. Y los zapatos que me pongo todos los días y que son hechos de animal muerto.
Conociendo ya la verdadera naturaleza del asunto, cambia la cosa. Creo que si lo viera en venta por ahí, no tuviera ningún acondicionador a mano y hubiera probado todos los otros acondicionadores del mercado… quizá lo probaría.
¿Alguien lo ha visto por ahí?