Maternidad

5 verdades incómodas sobre ser una mamá que trabaja todo el día

Ser mujer y mamá que trabaja no es nada sencillo pero tampoco imposible

El mundo es cada vez un lugar más complicado. La sociedad está llena de exigencias que se convierten en estándares de lo que debemos ser y lo que no y son las mujeres quienes terminan más sometidas a ello.

A través de las generaciones, las mujeres han ejercido un trabajo arduo como madres y esposas, siempre perfectas y preparadas para criar a los hijos, de eso no hay duda. Pero hoy las cosas son diferentes y ser mamá. ya no implica sólo la dedicación a los hijos sino a trabajos que implican estar conectada todo el día.

No es extraño que hoy en día, una mujer tenga que cumplir con un horario laboral completo, estar 24/7 conectada a las redes sociales y llevar a su hijo/a al karate, al ballet o a las clases de matemáticas para desarrollar sus habilidades al máximo.

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Las mamás que trabajan a tiempo completo pasan por toda una gama de emociones: lloran en su escritorio porque piensan que su bebé tendrá algún accidente en casa mientras lo cuida alguien más y viven con los nervios de punta porque aún tienen un montón de pendientes pero saben que tienen que llegar a la junta de padres en la escuela.

Si entras en la categoría de mamá que trabaja, te sentirás identificada con estas verdades incómodas.

Siempre sentirás que sales demasiado temprano de la oficina, pero seguirás trabajando tarde (y nadie lo sabrá)

En muchos lugares existe una cultura de tener que llegar temprano y salir más tarde de la hora de salida o de lo contrario, eres un mal empleado. Las mamás que trabajan lo saben pero también están conscientes de que no pueden estar mas tiempo porque deben recoger a los niños de la escuela o ver que estén bien en casa. Si eres una mamá que trabaja, sentirás que te burlas de todos saliendo antes pero desearías que todos entendieran que es porque tienes otro trabajo en casa. No te sientas mal porque sabes que estás haciendo tu mayor esfuerzo y que en ambos lados siempre cumples lo mejor que puedes.

Extrañas a tus hijos, pero menos de lo que crees

Seguro que hay días en los que te sientes culpable por dejar a tus hijos y si acabas de dar a luz y ya pasó tu licencia de maternidad, sentirás que no podrás soportar la distancia. Pero una vez que vuelves al ritmo del trabajo, te darás cuenta de que las horas pasan volando y que separarte de tu pequeño no es tan difícil como creías. Claro, cuando eres una mamá que trabaja, es inevitable tener tu escritorio lleno de fotos de tus hijos o al menos, una carpeta en tu celular con ellas. Aunque a veces te cuesta estar lejos, sabes que lo estás haciendo por ello y que al final, todo vale la pena.

Los fines de semana no se sienten como un descanso

En realidad, para cualquier persona, los fines de semana duran demasiado poco. Pero cuando eres una mamá que trabaja, todos los días implican un esfuerzo diferente. Estás haciendo todo lo posible por ser una madre alegre e involucrada que pasa tiempo de calidad con tus hijos que apenas has visto en toda la semana. No importa qué tan agotada estás, siempre buscarás aprovechar el tiempo con ellos.

El trabajo nunca se termina

Las mamás que trabajan deben encontrar ese equilibrio entre el trabajo y la vida, o al menos nos ayude algo que las ayude a sentir que no están fracasando en la crianza de los hijos y la carrera profesional. Aunque el trabajo no termina, entre divertir a tus hijos, lavar la ropa y tener todos los pendientes listos, siempre debes hacer un espacio para ti. Si un día sientes que no puedes con tu alma, no te sientas culpable por hacer un espacio para ti y descansar.

Al llegar a casa recuerdas que todo vale la pena

Así que aquí viene la mejor parte. El regreso a casa. Ese reencuentro con tus hijos que es tan único. Créeme, esos niños felices de verte. nos abraPrepárate para uzos tan grandes que a veces te tumbarán. Tu corazón se derretirá ante los chillidos excitados, las incontrolables ondas de las manos y la pierna. abrazos. Esto es cuando todo parece estar bien. Lo hiciste a través de otro día. Tienes un trabajo, un niño que no parece desconcertado por tu ausencia, y no podrías estar más agradecido por esto y enamorado de él. Lo vas a hacer después de todo.

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