Si ya un día de no-baño se nota – una gran incomodidad cuando estamos hospitalizados y NO NOS DEJAN ducharnos, aunque creamos sentirnos bien, no quiero ni pensar la hediondez de este caballero. Con semejante hediondez, y con tantas ganas de tener un hijo, sólo puedo decir, pobre esposa o esposas (desconozco la religión que profesa, y si esta le permite la poligamia). Creo que estar tan hediondo, realmente le disminuye las posibilidades de que la mujer quiera tener sexo con él.
Pero saliéndonos del ámbito de la broma, esta noticia que aparece en todos los diarios, pero de forma muy breve y poco profunda, me llamó la atención por lo siguiente: el no bañarse, es sólo porque quiere tener un hijo. Que sea niño, para luego convertirse en un hombre.
He conocido muchas familias que tienen muchos más hijos de los planificados originalmente, sólo por la obsesión de “el hombrecito” o “la niñita” dependiendo del caso. ¿Qué onda con esto?
Y aquí, la cosa se pone peor. Tener sólo hijas, en India, parece ser una maldición, suficiente para aguantar el olor corporal por toda una vida. Los altos costes en dotes para cuando ellas hayan de casarse, aunque si son demasiado pobres nunca lo lograrán, las bajas oportunidades laborales, todo enmarcado en una cultura lamentablemente, demasiado machista.
No está en mí juzgar cultura alguna; pero si ya es difícil ser mujer en Chile, cómo no ha de ser difícil ser mujer en un país donde tu padre prefiere andar hediondo que conformarse contigo y con tus hermanas.
La ciencia ha avanzado enormemente, pero aún no es posible determinar el sexo de un bebé. La naturaleza se encarga de ello; lo que está haciendo mucha gente, simplemente, es abortar cuando la guagua no es del sexo que se quería. Así de terrible.
La cultura hindú no es la única que tiene esta obsesión por la paternidad de hombres. Por un lado, está el país de china, donde es ilegal tener más de un hijo, y al ser tan difícil la vida para las mujeres, las parejas intentan de todas formas que este hijo sea de sexo masculino.
En el caso de los musulmanes, tengo entendido –puede que me equivoque- que la supremacía del hombre es tal, que una mujer se amarga si no puede concebir un niño. Lo curioso, es que le echan la culpa a las mujeres, cuando sabemos que es el espermatozoide del hombre el que, dependiendo de su carga genética, determina el sexo del bebé.
Es más, acá en Chile, en algunas familias, sigue persistiendo la figura de “el niño” o sea, el único hijo hombre entre varias mujeres, que tiene un trato especial por ambos padres. Un mayor regaloneo de parte de la madre, y exigencias mayores por parte del padre.
Es de esperar, que poco a poco, las cosas para las mujeres en el mundo vayan cambiando. Que al menos los nietos del caballero hediondo, no caigan en estas prácticas, y acepten y amen a sus hijas si es que nunca tienen un varón.