Cada año, la llegada de la Navidad despierta en nosotros la misma emoción: ese deseo casi infantil de transformar nuestro hogar, encender luces, desempolvar cajas y dejar que la magia vuelva a ocupar su lugar. Y aunque amamos las tradiciones, también disfrutamos descubrir las nuevas tendencias que decoradores, expertos en interiores y el internet nos regalan para elevar nuestro espacio con un toque fresco, elegante y lleno de encanto.
Este año, una técnica en particular ha acaparado titulares, comentarios y millones de views: el método de iluminación rama por rama popularizado por Martha Stewart. Una técnica tan paciente como deslumbrante, tan laboriosa como espectacular.
¿El resultado? Un árbol que parece brillar desde adentro, como si cada rama respirara luz propia. Una tendencia que exige dedicación, sí pero que también entrega un acabado digno de portada de revista.
La técnica que está enamorando a los expertos: envolver cada rama individualmente

A diferencia del método tradicional de envolver el árbol en espiral, esta técnica propone algo mucho más meticuloso: iluminar una rama a la vez. La experta en tendencias de decoración Martha Stewart y varios diseñadores de interiores la han adoptado por una razón poderosa: el efecto final es profundo, uniforme y completamente profesional.
La clave está en el recorrido de las luces. Se comienza desde el interior de la rama, cerca del tronco, envolviendo firmemente hacia la punta y luego regresando nuevamente hacia dentro. Este ir y venir no solo crea un brillo más intenso, sino que también oculta el cableado, lo que hace que la iluminación parezca natural, integrada, casi mágica.
Para lograrlo, se trabaja sección por sección: del tronco hacia afuera, y luego de vuelta hacia el tronco para pasar a la siguiente rama. Así, el árbol se cubre capa por capa, formando un tejido luminoso que llena todos los huecos y elimina los clásicos “puntos oscuros” que suelen aparecer con otros métodos.
¿Vale la pena intentar esta técnica?
El gran secreto de esta técnica es que no se trata solo de decorar, sino de crear un ambiente. El brillo no se queda en la superficie sino que se luce entre las ramas, envuelve todo el árbol y genera una sensación de que la luz brota desde el interior. Eso sí: requiere tiempo, paciencia y muchas más luces de lo normal.
Los expertos recomiendan entre 35 y 50 luces por cada 30 cm de altura del árbol (o unos 100 focos por pie). Para un árbol de 2.10 metros, hablamos de al menos 700 luces. Y sí, desmontarlo al final es igual de laborioso. Pero todos coinciden en algo: vale absolutamente la pena.
Para que el proceso sea más fluido, lo más recomendado es trabajar con intención y paciencia. Lo ideal es usar luces LED, que no se calientan y tienen mayor vida útil, y revisar cada serie antes de comenzar para evitar el caos de corregir fallas a mitad del armado. También hay que avanzar por secciones en lugar de intentar abarcar todo el árbol de una sola vez, y darte pequeños descansos.
El momento más satisfactorio llega cuando, tras horas de paciencia, conectas las luces y el árbol cobra vida.
La Navidad siempre encuentra maneras nuevas de sorprendernos, de invitarnos a sentir la magia y darle una nueva vida a los elementos tradicionales que salen del armario una vez al año.

