La tragedia que rodea el asesinato de Valeria Márquez, influencer y empresaria de 23 años, continúa estremeciendo a México. Su feminicidio, ocurrido en plena transmisión en vivo desde su salón de belleza en Zapopan, Jalisco, no solo encendió la indignación colectiva por la violencia de género, sino que también dejó una estela de preguntas sin respuesta.
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A una semana del crimen, un nuevo detalle ha desatado escalofríos en redes sociales: la inquietante elección de una imagen colocada en su ofrenda.
Una ofrenda con un detalle perturbador
Afuera del local donde Valeria fue asesinada, familiares, amigos y seguidores han creado una especie de altar improvisado: flores, veladoras, cartas y peluches se acumulan en honor a la joven emprendedora que perdió la vida en circunstancias tan trágicas. Sin embargo, lo que parecía ser un gesto de cariño colectivo se tornó en inquietud cuando algunos internautas notaron una fotografía muy específica entre los objetos: una captura del live que Valeria transmitía justo antes de ser atacada.
“¿Por qué alguien pondría una foto de ella mirando directamente al asesino segundos antes de dejar esta tierra?”, escribió una usuaria de TikTok visiblemente afectada. Otros replicaron: “Es perturbador, como si quisieran congelar ese momento tan cruel”, o “De terror que hayan elegido justo esa imagen”.

La imagen muestra a Valeria con una expresión de desconcierto, segundos antes de que se escucharan los disparos. Se trata de una toma que millones de personas vieron en vivo y que después fue compartida en diferentes plataformas, convirtiéndose en uno de los registros más estremecedores del feminicidio.
Las rosas rojas, otro detalle inquietante
Una semana después del feminicidio de Valeria Márquez, un nuevo detalle reavivó la intriga: un ramo de rosas rojas fue colocado frente a su salón de belleza, con una cinta blanca que llevaba una sola palabra escrita: “Perdón”. A diferencia de otras ofrendas, este gesto levantó sospechas.

La policía de Zapopan acudió al lugar, documentó el arreglo y lo recogió como posible evidencia, pues el mensaje podría tener relación directa con el crimen. En redes sociales, usuarios recordaron que Valeria, en una de sus últimas transmisiones, mencionó que prefería las rosas rojas, lo que alimentó teorías sobre si el asesino —o alguien cercano— intentaba enviar un mensaje. El misterio creció cuando un repartidor, identificado por medios locales, declaró que solo fue contratado para entregar el ramo y tomar fotos como prueba. No conocía a la víctima ni al remitente. Pero en un caso lleno de señales inquietantes, ese “perdón” no suena a simple cortesía, sino a una posible confesión silenciosa.
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Un caso que sigue generando preguntas
Días antes de su muerte, Valeria ya había expresado cierta inquietud. En el live que hacía cuando fue asesinada, relató que su amiga Erika le advirtió sobre un misterioso repartidor que se negó a entregar un paquete si no era directamente a ella. “¿Por qué no lo dejó? ¿Me iban a levantar o qué?”, bromeó Valeria con un tono que hoy hiela la sangre. Minutos después, recibió un peluche rosa y una bolsa de café, presuntamente enviados por otra influencer: Vivian de la Torre. Nada hacía prever que ese sería su último video.
El feminicidio de Valeria Márquez ha encendido las alertas sobre los riesgos que enfrentan mujeres creadoras de contenido, y ha puesto en evidencia que, aunque los homenajes buscan rendir tributo, también es necesario reflexionar sobre cómo lo hacemos. Porque hay homenajes que, sin querer, perpetúan el horror.