Hollywood se está desmoronando en medio de una de las huelgas más importantes en la industria de los últimos tiempos. Desde hace meses, los guionistas comenzaron el paro masivo, renunciando a decenas de producciones que estaban en planes de desarrollo o ya en desarrollo. Ahora, miles de famosos se han unido tras ser convocados por el sindicato de actores estadounidense SAG-AFTRA, no sólo en apoyo a los guionistas sino que debido a que no llegaron a negociaciones con la AMPTP (Alianza de Productores de Cine y Televisión que representa a los jefes de los estudios), ellos también están siendo afectados por las faltas en sus contratos y salarios.
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La SAG-AFTRA tiene alrededor de 160,000 miembros entre actores de cine y programas de televisión, así como artistas de videojuegos, presentadores de radio, modelos e influencers de YouTube. Aunque el sindicato solo cubre los Estados Unidos, exige que los miembros internacionales se retiren de cualquier producción en cualquier parte del mundo. Los profesionales dedicados a hacer stunts, dobles de cuerpo, quienes manejan marionetas en películas o encargados de darle movimiento a personajes creados en CGI tampoco pueden trabajar.
Esto ha significado que muchas filmaciones han quedado en pausa y se han cancelado alfombras rojas premiers (Barbie y Oppenheimer las cintas que estaban en gira). Los actores tampoco podrán participar en junkets (entrevistas presenciales ni virtuales) ni realizar cualquier promoción de proyectos pasados, presentes o futuros.
Evangelina Elizondo también luchó contra las injusticias en la industria
En 1948, el estudio de Walt Disney tenía una deuda de más de 4 millones de dólares y estaba al borde de la quiebra pero tras dos años en la producción, ‘Cenicienta’ se estrenó, convirtiéndose en el mayor éxito comercial desde Blancanieves y los siete enanitos (1937), sacando a flote a la compañía.
Para 1959, se inició el proceso de doblaje y fue Evangelina Elizondo, de entonces 21 años, quien cautivó al estudio con su voz y carisma. La mexicana dio vida a la protagonista, grabando las canciones en español y llevando la cinta a otro nivel en países de habla hispana.

Sin embargo, todo cambió cuando la empresa se negó a pagarle por la retransmisión de la cinta, así como por la venta de discos. Esto llevó a que la actriz iniciara una primera demanda pero por desgracia, perdió luego de que el juez dictaminara que no tenía forma de comprobar que había trabajado para Disney.
Para 2003, Elizondo reveló en entrevista con El Universal que seguiría peleando. “No voy a dejar de pelear en la corte porque lo que han hecho es robarle sus regalías a todos los actores mexicanos”, condenó. Fue entonces cuando interpuso una segunda demanda exigiendo las regalías del tiempo que la productora había comercializado La Cenicienta con su voz.
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En un primer acercamiento, la empresa le ofreció diez mil dólares pero la actriz no los aceptó pues por obvias razones, quería la cantidad que realmente le correspondía.
La actriz sostuvo la demanda hasta su muerte en 2017. “Creo que no me darán el dinero, pero no importa, lo que quiero es una sentencia”, dijo a los medios en 2006.
Según se reveló en esa última entrevista, la película había recaudado $178 millones de pesos y de esa cantidad le debían pagar el 40%. Aunque ella misma dijo que no podría ganar, en 2019, El País dio a conocer que la actriz efectivamente ganó la demanda, pero esto sólo hizo que su voz desapareciera del doble y nunca más fuera utilizada de nuevo.
La última gran huelga en Hollywood marcó un parteaguas
Si bien el caso de Evangelina sucedió en los 90, surgió de un suceso que marcó un parteaguas en Hollywood: la gran huelga de 1967. En aquel entonces actores y guionistas se unieron en una lucha por mejores salarios, condiciones laborales y derechos de autor. Ésta fue un punto de inflexión histórico pues más allá de exigir lo correspondiente monetariamente, se trató de una lucha por el reconocimiento y el respeto de su trabajo y contribución a la industria del entretenimiento.
Por primera vez, los actores y guionistas se unieron en un frente común, desafiando la jerarquía tradicional y exigiendo cambios significativos. Esto sentó las bases para futuras negociaciones laborales y estableció un precedente para la lucha por los derechos de los trabajadores en la industria.