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Conoce cuáles son los diferentes estilos de amar y decide cuál es el tuyo

Según los expertos la forma de amar la aprendemos en la infancia.

Cada persona tiene su estilo de amar y este se empieza a formar en la infancia. Foto: bing.com/images.

En la infancia se forma nuestro carácter, claro está, en las otras etapas de la vida como en la adolescencia y en la adultez también vamos moldeando nuestra personalidad.

En la página dedicada a la psicología Psych2go.net nos presentan los estilos que existen en las formas de amar, todos influenciados enormemente por nuestra niñez.

El complaciente

  • A menudo crece en un hogar con padres demasiado protectores o irascibles y críticos.
Expertos catalogan a los padres sobreprotectores como asfixiantes. Foto: bing.com/images.
  • De niños hacen todo lo que pueden para ser buenos y mostrar una buena conducta y así no provocar una respuesta negativa de los padres.
  • Se sienten incómodos con los conflictos y enfrentan los desacuerdos cediendo o compensando a los otros rápidamente.
  • Generalmente les cuesta trabajo decir no y debido a que quieren minimizar el conflicto pueden no ser sinceros y mienten para evitar confrontaciones difíciles.

La víctima

  • Es común que crezca en un lugar caótico.
  • Aprenden a ser obedientes para sobrevivir poniendo menos atención en ellos mismos para poder pasar desapercibidos.
  • Tienen baja autoestima y usualmente luchan con ansiedad y depresión.
  • Pueden acabar casándose con personas controladoras que reflejen las mismas conductas que sus padres.

El controlador

  • Normalmente crece en un hogar sin mucha protección por lo que aprenden a ser fuertes y cuidarse a sí mismos.
  • Necesitan sentir el control todo el tiempo para evitar que la vulnerabilidad que experimentaron en su infancia sea expuesta en su adultez.
  • No asocian la ira como una vulnerabilidad, así que la usan como arma para mantenerse en el poder.

El indeciso

  • El indeciso crece con padres impredecibles.
  • De niño aprendieron que sus necesidades no son la prioridad de sus padres.
  • Sin el constante afecto de sus progenitores desarrollan un profundo miedo al abandono.
  • Cuando se vuelven adultos tratan de encontrar el amor consistente del cual fueron privados de niños.

El evasivo

Los padres poco afectivos son el extremo de los sobreprotectores. Foto: bing.com/images.
  • El evasivo por lo común crece en un hogar poco afectivo donde se valora la independencia y la autoconfianza.
  • Aprenden a cuidar de sí mismos a muy temprana edad, y ponen sus sentimientos y necesidades en pausa para lidiar con la ansiedad de tener poco o nada de consuelo de sus padres.
  • A los evasivos les gusta tener su espacio y se apoyan más en la lógica y desapego que en sus emociones.

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