Científicos de la Universidad de Shanghai y la Academia de Ciencias de China abordaron una investigación que arrojó resultados inquietantes del genoma asociado al coronavirus. De acuerdo a los resultados basados en 103 muestras, el Covid-19 habría mutado a dos virus más potentes al surgido originalmente a finales de diciembre en la localidad Wuhan de China.
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El estudio, cuyas muestras abarcaron genomas de murciélago y pangolín, especies de las que se cree fue transmitido el nuevo coronavirus a humanos, detectó dos nuevas cepas, una de estas incluso más resistente a la detectada en Wuhan, donde el virus fue reportado en diciembre de 2019.
«Nuestros resultados sugieren que el desarrollo de nuevas variaciones (…) probablemente son causados por mutaciones y selección natural además de la recombinación.», indica el informe científico publicado en la revista National Science Review, de la Academia China de Ciencias.
Dos cepas nuevas
De acuerdo a las conclusiones, los «análisis genéticos de la población de 103 genomas de SARS-CoV-2 indicaron que estos virus evolucionaron en dos tipos principales (designados L y S)».
«A pesar de que el tipo L es más frecuente que el tipo S, se encontró que el tipo S es el versión ancestral, mientras que el tipo L fue más frecuente en las primeras etapas del brote en Wuhan, la frecuencia del tipo L disminuyó después de principios de enero de 2020», indicó la reseña.
La intervención humana -añade el estudio- puede haber ejercido una presión selectiva más severa sobre el tipo L, que podría ser más agresivo y se propaga más rápidamente. Por otro lado, el tipo S, que es evolutivamente mayor y menos agresivo, podría haber aumentado en frecuencia relativa debido a que la presión selectiva es más débil. Estos hallazgos respaldan firmemente la necesidad urgente de más estudios inmediatos e integrales que combinen datos genómicos, datos epidemiológicos, y registros gráficos de los síntomas clínicos de pacientes con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).
Según los resultados, en promedio 70% de los contagios están relacionadas a la cepa L, considerada más agresiva y de más rápida propagación de que la cepa S.
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Los investigadores consideran que es necesario abordar nuevas investigaciones, dado que estos hallazgos no son definitivos para entender el comportamiento de la familia de los coronavirus.
A la fecha el nuevo coronavirus ha causado más de 3.000 muertes en el mundo y ha afectado a más de 90.000 personas.