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Pangal, Karol Dance y otros famosos nos compartieron inolvidables recuerdos con sus papás

Invitamos a personalidades de la televisión a que compartieran una anécdota con sus padres. Momentos inolvidables con hombres que califican como cariñosos, admirables y amigos.

Ignacia y Andrés Allamand

“Uno de los recuerdos más importantes que tengo junto a mi papá, fue un viaje que hicimos los dos solos por España el 2005. En esos trayectos en auto y las noches de comer pinchos y tomar zambuca, hablamos de todo. Desde los grandes temas como el amor, la separación, la muerte (mi hermano Juan Andrés había muerto hace poco y todavía era una herida muy reciente para todos en mi familia) como también de su historia, su vocación, y muchas otras cosas que jamás habíamos conversado. Me contó de sus planes y de lo que estaba viviendo, y yo pude ponerlo al día con mis cosas. Creo que fue durante este viaje cuando vi por primera vez a mi papá como la persona que es, más allá de la figura paterna. Somos amigos, y creo que ese viaje selló la relación que tenemos hasta hoy”.

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Ignacia Allamand

Magdalena y Karl Müller

“Con mi papá tenemos millones de anécdotas y de experiencias juntos, porque él siempre ha estado en todas conmigo, por lo mismo se me hace difícil recordar una sola. Los dos somos muy buenos para reírnos y, cuando estamos juntos, muchas veces nos dan ataques descontrolados, lloramos y no podemos hablar de la risa. Una vez, de vacaciones con mis hermanos y mi mamá, estábamos en un barco, y mi papá y yo tuvimos que tomar un remedio para evitar los mareos. Nos dispusimos a comer y mi papá empezó a quedarse dormido por efecto del remedio. ¡No lo podía evitar!, se caía para los lados y se apoyaba en la mesa, porque el remedio le provocó demasiado sueño. La situación era tan chistosa que nos empezó a dar un ataque de risa a todos y él, entre el efecto del remedio y nuestras carcajadas, no podía más. Casi no pudimos comer de la risa. Amo mucho a mi papá, es el más lindo. Mi familia es lo máximo”.

Margalena Muller

 

“Creo que fue durante este viaje cuando vi por primera vez a mi papá como la persona que es, más allá de la figura paterna. Somos amigos, y creo que ese viaje selló la relación que tenemos hasta hoy”, Ignacia Allamand.

 

Karol y Fernando Lucero

“En esta foto estamos en el concierto de André Rieu, un violinista y director de orquesta que para nosotros es muy importante. Es un gusto heredado por mi abuelo paterno, Fernando Lucero. Mi tata siempre lo escuchaba a la hora de almuerzo y en ocasiones bastante especiales para nosotros: en las cenas de Año Nuevo, la Navidad, cumpleaños. Venimos de una familia súper modesta, nunca pudimos verlo en vivo cuando mi tata estaba vivo. Falleció y nunca lo pudo ver y, cuando vino a Chile, yo ya tenía una mejor situación y pude invitar a mi papá. Estuvimos en primerísima fila y ese día sentimos, de alguna u otra manera, la presencia de mi tata en el concierto, disfrutando junto a nosotros un momento que me hubiese encantado que viviéramos los tres”.

karol lucero

Francisco y Renato López

“Heredé el apodo de mi papá, Renato López, quien también corría en moto. Lo hacía con un chaleco de lana y se transformó en el primer Chaleco López de Chile. Cuando llegué yo, todo el mundo me llamaba Chalequito o Chaleco. Tanto me decían Chaleco, que pensé que me llamaba así.

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Cada salida a andar en moto los fines de semana era con mi papá y esos son mis primeros recuerdos de niño. Era muy desordenado de chico, muy desordenado. Un día, invitaron a mi papá a la radio y lo acompañé. Mi papá estaba de santo y me preguntaron qué me gustaría desearle y le dije un garabato al aire; hubo ataque de risa entre todos y mi papá, entre que se reía y me retaba, y yo no entendía nada. Me dijo que nunca más me iban a invitar a la radio”.

chaleco lopez

Daniela y Alberto Kirberg

“Tengo que confesar que soy la fan número uno de mi papá. Él es vegano, deportista, artista, estudia kabbalah; en todos esos aspectos sólo sé admirarlo profundamente. Además de haber sido un excelente papá, y ahora un abuelo insuperable para mis niños, una de las anécdotas que recuerdo con más cariño fue cuando tenía 17 años. No sabía qué estudiar y le dije, para probarlo, o en broma, o para ver qué me decía: “Papá, voy a estudiar actuación, quiero ser actriz”, y me dijo: “Fantástico hija, sé la mejor”. Después le dije que era mentira, que no sabía lo que quería todavía. Ahí me quedó claro que su apoyo era incondicional. Hace 20 años los papás te obligaban, te decían que tenías que seguir una carrera tradicional. Por ese gesto que tuvo, lo valoré mucho”.

Daniela Kierberg

Sergio y Sergio Freire

“Esta foto no es antigua, debe tener sus ocho años. Fue bien bonito porque me acuerdo de haber escrito un sketch que se trataba de mi papá, y en el club me desafiaron mis compañeros. Empezaron a decir ‘que lo haga tu papá, poh’, le pregunté y dijo que sí. Grabó y fue maravilloso, porque ahí se dio cuenta de lo difícil que era mi trabajo (ríe). ¡Lo veía más fácil! Quedó un registro de mi papá en un sketch oculto del Club de la Comedia y en esta foto aparece una de las escenas. El que haya actuado conmigo también demuestra que siempre me apoyó en la comedia, al nivel de llegar a actuar conmigo en un programa. Feliz día papá por tu humor, y por mostrarme este camino siempre”.

sergio freire

Pangal y Sergio Andrade

“Mi papá fue el primer guía en rafting que hubo en Chile, el más aventurero de todos. Él nos enseñó todo lo que sabemos. No recuerdo qué río era, creo que el Mataquito -cuando se podía correr- y lo hicimos en canoa. Mis hermanos mayores, que tenían como 12 y 15, iban solos en una, y mi hermano Lorenzo y yo íbamos en otra con mis papás y nuestro perrito Yacán. Recuerdo que pasábamos los rápidos y para nosotros, a esa edad, eran tremendos y veíamos cómo mi papá remaba y nos salvaba. Nunca se me va a olvidar que en un momento se cayó mi hermano y quedó colgando de la trenza de mi papá, después nos caímos todos y se dio vuelta la canoa. Con mi hermano nos fuimos flotando por el río para abajo, y mis papás trataban de agarrar todas las cosas que llevaban ahí, porque íbamos de campamento y el río se llevaba todo. Se preocuparon todo el rato del perro. Mi mamá le gritaba a mi papá: “¡Salva al perro, salva al perro!”, y nosotros viendo todo esto mientras nos íbamos para abajo. “¿Y los niños?”, preguntó mi papá. “¡No, ellos se salvan solos!”, le respondió. Después de eso rescató al perrito, lo subió a la canoa y nosotros tuvimos que nadar por el río con fuerza”.

pangal

 

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