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Mujer celebró su baby shower sin saber que su bebé estaba muerto

Esta conmovedora historia se ha vuelto viral.

El embarazo es la mayor felicidad e ilusión que una mujer puede vivir, pero cuando algo le pasa a tu bebé el mundo te cambia para siempre y nunca volverá a ser igual.

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Y eso fue lo que le ocurrió a Carla Septier, una mujer que perdió a su bebé quien murió tras padecer trombofilia, y ella no lo supo hasta después de su baby shower.

Cuando faltaba menos de un mes para que su pequeño naciera, ella lo dejó de sentir. Sin embargo, al otro día fue a realizarse un control y todo parecía marchar bien, cosa que la tranquilizó y pudo festejar su baby shower con tranquilidad.

«Me convencí de que todo estaba bien y seguí adelante. A partir de ese momento volví a sentir que la panza se movía pero era raro: ahora se movía en bloque y se deformaba. Durante esas dos semanas, hice el curso de preparto y mientras nos enseñaban a pujar nos decían: ‘prueben, van a sentir que la panza se pone tensa’. Pero yo no sentía eso. Durante esos días también fue mi baby shower y el primer Día del padre, así que en casa habíamos festejado todos», reveló la mujer al portal Infobae.

Ya tenía todo listo para recibir a su pequeño, a quien llamaría Bruno. Pero, todo cambio cuando en la semana 36 cuando se hacía su control programado su obstetra pasó más de 10 minutos tratando de hallar los latidos del bebé.

“Ahí me empezaron a caer todas las fichas juntas. Me largué a llorar y el obstetra me abrazó, no sé cuánto tiempo nos quedamos abrazados. Después me cargó en el auto, llamó a mi marido y me llevó al hospital. Yo le decía: ‘decime por favor que alguna vez te pasó esto, que no sentiste los latidos y cuando llegaron al hospital estaba todo bien’. Fui rezando todo el viaje», contó con tristeza.

La ecografía mostró lo que ella tanto temía, Bruno había muerto y para aumentar su dolor tenía que elegir si tener un parto natural o cesárea para sacar a su bebé.

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«Me acuerdo que les dije ‘parir un hijo muerto no es un parto’, y elegí la cesárea. No lo podía creer. El hospital Austral tiene unas ventanas enormes que dan a unos jardines preciosos y durante el embarazo yo pensaba: ‘qué hermoso lugar, cuando nazca Bruno y lo tenga en brazos, mirando a este jardín’. Y de repente estaba en esa habitación sentada, tocándome la panza, mirando un punto fijo afuera y pensando ‘no puede estar pasando esto».

El momento más doloroso

Cuando lo sacaron, ella vio a su bebé a quien habían vestido e incluso le pusieron gorrito y se despidió de él.

Lo trajeron como a un recién nacido, en la cuna. Lo miré, no quería olvidarme de su cara, le levanté el gorrito y le miré el color del pelo, los ojos. Después empecé a llorar y le pedí perdón: le dije ‘perdóname hijo por no haber podido», cuenta con dolor sobre ese 16 de junio de 2014, el peor día de su vida.

Carla tenía un trastorno de coagulación llamado trombofilia hereditaria, y no lo sabía.

Afortunadamente, descubrieron lo que ella tenía y se sometió a un tratamiento con inyecciones de heparina y milagrosamente volvió a quedar embarazada.

 

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