Viajar es uno de los objetivos de muchas mujeres que buscan expandir sus horizontes y escapar del estrés del día a día. Aunque a veces es muy complicado hacerlo, es un sacrificio que vale la pena y por el que debes hacer un esfuerzo. Y es que más allá de la emoción de salir en busca de aventuras, la cantidad de beneficios que trae es impresionante, entre ellos, el mantenerte joven y bella. ¡De verdad!
Viajamos por las experiencias, por los momentos que son indescriptibles y que te hacen recuperar el aliento. Es la clave para sanar tus males y no sólo aquellos que tienen que ver con la mente, sino con el cuerpo y el alma.
Sí, viajar es bueno para el corazón pero no solo en el sentido poético sino también en el científico. Hay estudios que aseguran que viajar reduce la posibilidad de sufrir un ataque cardiaco y eso es gracias a la actividad física que implica, ya sea cuando corres de una terminal a otra en el aeropuerto o cuando recorres un mercado entero en un pueblo mágico. El corazón agradece que lo hagas y un corazón contento, mantiene tu juventud.
Viajar nos enseña a relajarnos. Según estudios, el estrés se refleja en tu rostro así que cuando estás sometida a este, puedes aparentar hasta 5 o 10 años más de lo que tienes. Terminas gastando dinero en cremas, tratamientos faciales y procedimientos cosméticos, pero si el estrés sigue ahí, reflejándose en tu rostro. ¿El remedio? ¡Viajar! No importa si vas a 10 horas de distancia en avión o si cruzas de un estado a otro en autobús, dentro de tu propio país; un cambio de aire y de vista es un gran tratamiento de rejuvenecimiento.
El placer de viajar nos rejuvenece física y mentalmente para que podamos regresar a nuestra rutina diaria con más energía y paciencia. Tomar un descanso de nuestra rutina, el trabajo, la escuela y las tareas diarias en la casa, refresca nuestra mente y nos da la libertad que necesitamos renovar.
Los nuevos lugares pueden hacer que queramos probar nuevas actividades y que nos motivemos. La estimulación mental, especialmente los idiomas, mejora la función cerebral y protege contra pérdidas relacionadas con la edad en la memoria o las habilidades motoras.
Viajar te hace sentir más sana, más delgada y más confiada, provocando una sonrisa de oreja a oreja que te hace lucir radiante. No te sientas obligada a comprar un boleto de avión o de autobús pero la «eterna juventud» parece una gran excusa para hacerlo, ¿no?