Hoy en día es muy fácil engañar a la gente en redes sociales. Prueba de eso son los falsos influencers, que con tan solo la compra de seguidores pueden disfrutar de todos sus privilegios sin hacer el trabajo de quienes realmente crean contenido. Pueden conseguir lo que quieran de las marcas, que ni se molestan en averiguar de dónde vienen sus seguidores y si en verdad… existen.
Esto pasó con la actriz Almudena Ripamonti, que se prestó para un experimento del programa «Espejo Público», de Antena 3, de España. Ella fue imitando el comportamiento de los influencers y compró seguidores. Posaba en hoteles, con ropa de marca, etc. Y las marcas se interesaron para que promocionara sus productos y servicios, incluso llegando a acudir a fiestas de alta categoría y disfrutando de comida y viajes gratis.
Con esto, los promotores del experimento mostraron que no hay regulación a la hora de mostrar quién es un verdadero influencer. De hecho, la agencia H2H solo puso 623 dólares para comprar los seguidores. En tres semanas ya habían amortizado la inversión. Esto, sin contar los eventos a los que la actriz entró como influencer.