La rumpa es el fruto del copao (Eulychnia ácida), un cactus silvestre endémico de la zona norte de Chile y que no existe en ninguna otra parte del mundo.
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Según la literatura, era uno de los principales alimentos de la cultura diaguita y de los crianceros, que lo consumían cuando salían a recorrer los cerros para no sentir hambre ni sed y también se lo daban de comer a sus cabras.
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Más allá de eso, nunca se le dio un mayor valor, hasta que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) estudió las propiedades de este fruto redondo, de piel verde o rosada, con pequeñas escamas y con una pulpa jugosa de semillas.
Los análisis concluyeron la rumpa contiene 92% de agua, es una buena fuente de fibra dietética soluble, tiene vitamina C, antioxidantes y bajo contenido de azúcar (similar al limón).
Además posee un alto contenido de potasio y magnesio (superiores al plátano), lo que lo convierte en una bebida isotónica natural.
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Hoy en día 24 comuneros agrícolas de secano, de la Provincia del Limarí, decidieron unirse para comercializar este ancestral fruto en Chile.
Luego de crear un comité productivo en 2015 y apoyados por el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), formaron la cooperativa Rumpacoop, con sede en Ovalle.
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Luis Gallardo, vicepresidente y encargado comercial de la organización campesina, cuenta que desde siempre han vivido rodeados por las rumpas en las que hoy tienen puestas sus fichas y esperanzas de desarrollo.
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“Son parte de nuestro patrimonio cultural y ahora sabemos que además son saludables. Nuestros padres y abuelos consumían el copao para refrescarse y tener energía, para lavarse el pelo. También ocupaban las espinas del cactus para tejer y como cercos vivos para impedir el paso de las cabras”, dice.
El desafío no es vender el fruto fresco de la cactácea, pese a que a comienzo de 2017 lograron comercializarlo a través de Jumbo, sino que en un formato gourmet. Por lo que están elaborando mermeladas y jugo, dos productos a base de este fruto, hasta hoy desconocido en el mercado.
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“Participamos en una rueda de negocios con chefs de Santiago y tuvimos excelente acogida. Lo mismo ocurrió en la pasada ExpoMundoRural de la Estación Mapocho. Hoy muchas personas consumen bebidas isotónicas, principalmente quienes practican deporte y no van a encontrar nada más sano y natural que esto”, dice.
Sus próximos pasos son participar en el Programa de Asociatividad Económica (PAE) de INDAP, para mejorar su gestión y esperan que en 2018 sea el año del despegue de este producto.