Las conchas no sólo sirven para decorar o admirarlas, sino que son verdaderas enciclopedias que pueden decir mucho sobre cómo era la vida de los moluscos miles de años atrás.
Denise Breitburg, ecologista en el Smithsonian Environmental Research Center, se propuso hacer una investigación sobre las bajas en la población de ostras, específicamente, en las costas de Maryland (EE.UU).
Este fenómeno tiene larga data; en ese sector, existen verdaderos cementerios de ostras, que reúnen información preciada para determinar en qué momento las ostras comenzaron a mermar en cantidad y tamaño.
Según Breitburg, entre el 1600 y el 1700, las ostras era mucho más grandes de lo que son ahora: la gente las tenía que cortar por la mitad para poder comerlas.
En su investigación, la ecologista junto con otros biólogos y arqueólogos descubrieron que en la era de los pueblos nativos americanos, la población de ostras se mantuvo estable.
La explicación que se expone en el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences alude a las técnicas de pesca y obtención, y también a los procesos de cultivo.
Con la información recolectada en los terrenos productivos y las conchas de ostra, se determinó que los Nativos Americanos utilizaban técnicas más sustentables, que no se basaban en extraer a cualquier costo.
Las razones por las que la población de ostras decayó en Maryland y el resto del mundo se debe específicamente a la contaminación de los océanos, la pesca excesiva y la poca rotación.
Con eso, se refiere a la explotación fija de un sólo sector, algo que no permite que la población de ostras se recupere naturalmente. Se ha propuesto hacer santuario de ostras, para incrementar la población y evitar que esta especie siga desapareciendo por la explotación indiscriminada.