La bahía de Quintero en la Quinta Región de Chile nuevamente alertó estos días a los ambientalistas, luego del tóxico y peligroso derramamiento de petróleo del buque Ikaros y que fue reconocido por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). Hechos que se suman a las emergencias ocurridas en septiembre de 2014 y agosto de 2015.
Estos daños serían “irreparables” según consignaron expertos de la Universidad de Santiago (USACH).
La experta en química ambiental y acuática de la USACH, María Angélica Rubio, sostuvo que por emergencias de este tipo, el sector podría convertirse “en un basurero lleno de sulfuros metálicos y se verá muy poca vida marina. El oxígeno necesario será escaso”.
Por su parte, el especialista en impacto ambiental del plantel estatal de la capital chilena, Víctor Quintanilla, señaló que eventos ocurridos en años consecutivos revelan “despreocupación de parte de la autoridad” y apuntó al Estado como responsable de autorizar este tipo de faenas.
La Dra. Rubio además precisó que la llegada de grandes embarcaciones en la bahía de Quintero siempre es motivo de preocupación para el medioambiente.
“El número de embarques crece y también aumenta la probabilidad de accidentes de este tipo. El crudo o petróleo sin refinar viene de varias partes del planeta y se transporta hacia la costa. Los barcos son de gran tonelaje y quedan a un kilómetro de esta”, precisó.
De acuerdo a las primeras indagatorias, el aceite derramado ya se habría ido hacia el fondo marino, “por lo que podría ser transportado por las corrientes marinas”, explicó Rubio. “Tapa la delgada capa llamada interfaz, sedimento-agua, donde se desarrolla la vida marina y, como resultado, se mueren larvas y otros animales del fondo marino”.
María Angélica Rubio además precisó cuáles son las acciones que se deben tomar a nivel de las autoridades.
“Necesitamos el combustible por el gran parque automotriz, fábricas, plásticos, etcétera. No tenemos otra opción, pero la autoridad de turno no puede hacer la ley ahora ya. Solo tener experiencia de que puede ocurrir este tipo de desastre, exigir control de los procesos de transporte y tener más gente con conocimiento”.
Por su parte, el Dr. Víctor Quintanilla, recordó que los derrames de petróleo no solo afectan a la fauna marina –como crustáceos, moluscos y mariscos, que adquieren altos índices de toxicidad-, sino que también a las aves costeras, provocando otro foco más de peligro.
“La contaminación es irreversible. La solución utópica sería cerrar los focos de contaminación. Tenemos que buscar soluciones intermedias”, indicó el geógrafo, explicando que pese a que en el sector se emplazan una serie de industrias relacionadas con el petróleo, el gas, el yeso y el cobre -transformando a la zona en “uno de los polos de mayor contaminación por procesos industriales del país y uno de los más grandes centros de contaminación a la orilla del mar”- “es casi imposible eliminarlas si queremos ser un país industrializado”.