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El “síndrome de las piernas inquietas” y otras razones por las que dormimos poco y mal

El Estrés y la vida agitada son la causa más asociada a un mal dormir, pero hay otros problemas, más profundos e importantes de tratar, dado que inciden en la calidad de vida e incluso en nuestras relaciones interpersonales.

Por Rebeca Ubilla Madrid.

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Pareciera que antes, si no podíamos dormir, contábamos ovejas y problema solucionado. Hoy podemos llegar a más de 100 y nuestra cabeza no logra conciliar el sueño. Esto hace que al otro día nos despertemos tan cansadas como cuando nos acostamos, sintiendo somnolencia, irritabilidad y malgenio, entre otros estados.

Cabe señalar que los seres humanos pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo, período en el que es fundamental conciliar un sueño de buena calidad para descansar y reponer las energías para el día siguiente.

Según la última Encuesta Nacional de Salud (2013), más de un 50% de la población asegura tener algún trastorno del sueño, que impiden alcanzar un sueño reparador, lo cual termina afectando nuestra vida laboral, familiar y social.

Si bien los transtornos del sueño no distinguen sexo, raza o actividad –afectan a hombres y mujeres– somos nosotras las que en el último tiempo estaríamos con más dificultad para lograr un buen dormir, siendo uno de las principales problemas el insomnio, el cual se vincula con la incapacidad de quedarse dormida y lograr un sueño continuo.

Carmen Gutiérrez, directora de la Escuela de Sicología de la Universidad del Pacífico, indica «que dentro de la mirada de género, las mujeres suelen estar más vinculadas con la multiplicidad de roles, por lo que el sentimiento de insatisfacción o de incumplimiento es más probable, y eso causa trastornos del sueño».

Agrega que «el cuidado de los hijos también implica una carga en las mujeres. Por ello las madres suelen tener un sueño más liviano y menos reparador que los hombres; la sensibilidad del oído femenino hacia el tono de voz de los niños es mayor; además, hay algunas alteraciones del sueño que guardan relación con los cambios hormonales femeninos, a lo que se une una relación entre el trastorno de sueño y los factores estresantes o problemáticas emocionales».

La neuróloga y directora del Centro del Sueño de la Red de Salud UC Christus, doctora Julia Santín, señala que «actualmente existe un mal hábito general de dormir poco, pero también tiene que ver con que hoy las mujeres deben cumplir con múltiples exigencias y quehaceres, y no tienen tiempo para dormir. De esta manera, al despertarse sienten somnolencia, irritabilidad y están malhumoradas». La especialista explica que en el género femenino el insomnio también puede aparecer por los cambios hormonales que suceden durante la menopausia, lo que hace que quienes nunca habían sufrido esta alteración la comiencen a padecer. Lo mismo pasa durante el embarazo, periodo en el que los problemas del sueño se presentan en los primeros meses de gestación –también causados por cambios hormonales– y al término del embarazo, por el tamaño y sobrepeso que impide alcanzar una posición cómoda para descansar.

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En otro grupo están las mujeres que sufren de apnea, la que se manifiestan con ronquidos y pausas en la respiración. A ello se suman quienes padecen del denominado «síndrome de las piernas inquietas», el cual se vincula con la necesidad compulsiva de mover las piermas mientras se está en reposo. Esto sucede por un bajo nivel de fierro, y es característico de las vegetarianas que no lo consumen habitualmente.

La doctora Santín, indica que también hay otro trastorno del sueño, más frecuente entre las mujeres, y que se vincula con una alteración alimenticia relacionada al sueño. Se trata de quienes duermen y se despiertan con una necesidad compulsiva de comer cosas ricas en hidratos de carbono. «Después el recuerdo de este episodio no es total, y es una de las causas de obesidad», indica la especialista.

Higiene del sueño
Si te sentiste indentificada con alguna de las alteraciones del sueño mencionadas, te recomendamos consultar a algún especialista; si se trata de algún trastorno por malos hábitos te ayudará a corregirlos con diferentes consejos que se enmarcan dentro de la denominada «higiene del sueño», la cual se vincula con distintas conductas que te ayudarán a lograr un buen dormir. Dentro de ellas se destaca la importancia de levantarse y acostarse a la misma hora; restringir bebidas como la cafeína, té y alcohol; reducir las siestas; que el ambiente donde se duerma sea tranquilo y calmo; irse a acostar sólo cuando se tiene sueño, y evitar ir a la cama con dispositivos electrónicos.

Cuando la evaluación clínica no es suficiente, la medicina del sueño cuenta con un instrumento que permite dar un diagnóstico acucioso y certero; se trata de la polisomnografía, instrumento que dice dónde está ocurriendo el problema y cómo solucionarlo.

¿Cómo funciona? La polisomnografía registra las ondas cerebrales, el nivel de oxígeno en la sangre, el ritmo cardíaco y la respiración, así como los movimientos de los ojos y piernas y presión arterial, entre otras variables más. El estudio –que dura cerca de 8 horas– normalmente se realiza en un centro médico u hospitalario, donde el paciente debe pasar la noche bajo monitoreo. Sin embargo, con los avances de la tecnología, es posible efectuar el examen en casa, con equipos más cómodos y menos invasivos.

El doctor Fernando Shifferli es neurólogo de la Clínica Somno Medicina del Sueño. «La polisomnografía en el caso de las mujeres se indica cuando hay ronquidos y se sospecha de apnea, o si existen ronquidos y existe alta presión arterial, o si hay ronquidos y obesidad. También se usa para detectar narcolepsia (excesivo sueño durante el día) o si existen trastornos conductuales en la noche».

Buenas noches, buenos días
Con el diagnóstico en mano, quien sufra de un trastorno del sueño podrá recibir algún tratamiento. Los especialistas indican que si el insominio se asocia a una depresión se procederá a tratarla, lo cual terminará incidiendo en un buen dormir. En tanto, si se debe a ansiedad, se realiza una terapia cognitiva conductual. Sólo en casos particulares –y muy bien evaluados– se usan pastillas para inducir el sueño.

Por otro lado, las apneas más graves se puede usar un CPAC, dispositivo que inyecta aire a presión contínua en la nariz, evitando que la garganta se cierre; las apneas leves a moderadas, ligadas al avance mandibular, se combaten con una placa que obliga a dormir con la madíbula adelantada, ayudando al problema.

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Si bien es sabido que la cantidad de horas de sueño que necesita cada persona depende de cada organismo, el doctor Shifferli indica que no debieran ser menos de 10 en los niños, y de 7 en los adultos. «En el buen dormir es donde se hace la reparación física, hormonal y metabólica del organismo, así como también de las defensas, la memoria y la estabilidad emocional. Los buenos días dependerán de las buenas noches», concluye.

¡Logra un buen dormir con estos tips!
* Levántate y acuéstate a la misma hora.
* Restringe el café, té y alcohol.
* Reduce las siestas.
* Duerme en un ambiente calmo y tranquilo.
* Acuéstate sólo cuando tengas sueño.
* Evita ir a la cama con dispositivos electrónicos.

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