Está claro que todo entra por la vista, pues es la puerta a todas las sensaciones e impresiones a las que se tienen en frente. Lo mismo pasa con la comida y el estimulo visual que produce ver una plato sabroso, ya sea real o ficticio como en un anuncio publicitario.
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Parece que el hecho de ver ese plato abre inmediatamente el apetito y dan ganas de devorarlo todo pero, ¿creerías que si comieras con los ojos vendados te sentirías más satisfecho y consumirías menos cantidad?
Esto podría ser una forma de perder peso. Así lo plantea un estudio de la Universidad de Konstanz en Alemania que descubrió que al mantener los ojos tapados hace que la gente sobredimensione hasta en un 88% la cantidad de comida que han ingerido.
La explicación es que la concentración se centra en otras experiencias sensoriales. Esta disminución de la visión redujo el hambre y las ansias de comer. Lo mismo sucede con una misma porción de comida servida en un plato pequeño y en otro más grande, donde el primero da una sensación mayor de saciedad.
Para llegar a los resultados del estudio, los investigadores realizaron una prueba a 90 estudiantes de dicha universidad donde se les pidió probar tres diferentes sabores de helados con la condición de que algunos debían estar vendados.
Los que comieron a ciegas consumieron un 9% menos que los que podían ver. Por lo tanto, el no ver la comida reduce disminuye el incentivo de adquirirla. Esto también se puede explicar por la evolución humana que identifica a través de la vista lo que puede ser comestible y lo que puede ser perjudicial.
Con estas conclusiones parece que la mejor dieta no es cerrarse la boca, sino que taparse los ojos, ¿harían la prueba?
