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Los modelos de Zack son tan detallados que podrías creer que esos pequeños pedazos de papel cortado son realmente plumas. El artista londinense es capaz de capturar un colibrí en vuelo, una imagen que pocas veces tienes oportunidad de ver si no es con una potente cámara que congele ese momento.
La base del cuerpo de estas aves es de madera tallada lo más parecido a la talla del ave, posteriormente se cubre de plumas cuyos detalles se afinan con una filosa navaja. El cuerpo del ave se cubren con las delicadas plumas que después entinta imitando los maravillosos y originales colores de las aves.
Algunos modelos pueden pararse por sí solos mientras otros lucen mejor como colgantes móviles. Una que otra pieza está hecha de papel vintage, lo que le da un toque menos realista pero más romántico.
Zack McLaughlin comenta en su página en Etsy, porque estas piezas no podían quedarse en su casa y se encuentran a la venta, que siempre se ha sentido inspirado por la naturaleza. En su profunda admiración decidió reproducir esa belleza a su manera y fue así como nacieron sus esculturas.
Por el nivel de detalle que tiene su obra, nos queda claro que le ha llevado tiempo observar y analizar hasta el último rincón de cada ave que ha reproducido. Sin duda es un trabajo excelente que demuestra la perfección de la naturaleza y de nuestra propia vida al ser capaces de recrear, al menos físicamente otras especies.