Los seres humanos somos hermanos mayores resto de los terrícolas, el resto de los animales. En lugar de protegerlos, como tal, abusamos de ellos. Muchos son sacrificados por sus hermosas pieles, sus cuernos o sus colmillos de marfil. Otros son sometidos al encierro, a pasa toda su vida en el laboratorio, siendo objeto de estudios, pruebas de cosméticos. ¿Eso es vida?
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Hace unos días The Dodo compartió un hermoso video titulado The First Taste of Freedom — La primera prueba de libertad —, en el cual recopilan varios casos de liberación. Zorros que fueron criados en cautiverio, después de haber quedado huérfanos. Chimpancés que miran el cielo por primera vez en sus vidas. Perros que nunca habían pisado el pasto.
Esta hermosa oda a la libertad nos invita a la reflexión. Si somos conscientes del daño que causamos a estos seres sintientes — de manera directa o indirecta —, tenemos la posibilidad de generar un cambio.
Tomemos decisiones de consumo considerando a estos animales. Elijamos productos libres de crueldad, manifestémonos en contra de la crueldad animal, pidamos a las diferentes marcas que eliminen las prácticas que afecten al hábitat y la integridad de estos seres.
Afortunadamente el cambio se está dando, poco a poco. Estas liberaciones quedan como testimonio.