Con el uso de boyas con un proceso de recolección de información de 10 días, en los que se sumergen hasta 2.000 metros para recolectar datos del mar, se está llevando a cabo un inédito proyecto científico para medir, entre otros elementos, la salinidad y temperatura del océano.
La iniciativa es impulsada por la organización de la Barcelona World Race, única regata a vela de a 2 competidores por embarcación, que da la vuelta al mundo sin escalas, y que por primera vez tiene a un chileno en competencia, el destacado regatista José Muñoz.
El proyecto científico que la Fundación para la Navegación de Barcelona está desarrollando en conjunto con instituciones como la Comisión Oceánica Intergubernamental de la Unesco, busca aportar con valiosos datos al estudio del cambio climático, aprovechando al mismo tiempo la realización de una de las principales competencias de la vela internacional.
Las balizas Argo arrojadas recientemente por los competidores en el Indico Sur, entre los Cabos Buena Esperanza y las Islas Kerguelen, actúan como submarinos reales, siendo capaces de realizar la misma operación de recolección de datos unas 150 veces, mientras envían su información vía satélite.
“Todo lo que sea contribuir al conocimiento del mar y el conocimiento de los océanos y, gracias a este conocimiento, mejorar su calidad es algo perfecto. No nos cuesta nada contribuir y hacer que algún día los océanos tengan una mejor calidad”, explicó José Muñoz.
En el marco del desarrollo de la Barcelona World Race, y en conjunto con otras instituciones como el Instituto de Ciencias del Mar, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la organización está desarrollando programas científicos complementarios, como la medición de la concentración de microplásticos, partículas nocivas que afectan a la flora y fauna marina.
La Barcelona World Race es conocida como una de las competencias más extremas de la vela mundial, ya que consta de un recorrido de 23.000 millas náuticas (42.695 km), en alrededor de 90 días, sin escalas ni interrupciones.
Los participantes ya se encuentran navegando en un riesgoso escenario, que involucra 12 zonas climáticas y 3 océanos, con períodos de sueño de 2 a 4 horas, y todo esto en una cabina de no más de 10 metros cuadrados.
La salida de la competencia tuvo lugar el pasado 31 de diciembre en Barcelona, y la llegada de los primeros está prevista para finales de marzo en la misma ciudad. Una de las etapas más peligrosas de la competencia es el paso por el Cabo de Hornos, por lo que la organización tiene un acuerdo con la Armada de Chile para que esta institución brinde protección a los navegantes durante su paso por aguas chilenas.