En junio de 2013 comenzaron a aparecer las primeras estrellas muertas en las costas del estado de Washington, en Estados Unidos. En un comienzo los investigadores llamaron a estos signos como síndrome de desgaste en estrellas Pisaster ochraceus. Esta tendencia se mantuvo durante todo el verano y se extendió a las costas del centro y sur de California. Los científicos esperaban que con el invierno se terminará, pero continuó.
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Durante el verano del Hemisferio Norte, el brote se transformó en una epidemia a gran escala con estrellas muertas de más de 20 especies, desde las costas de México hasta las costas de Alaska, indica Newsweek.
Según el profesor de la Universidad de Cornell, Drew Harvell, la mortandad es tan alta que se ha perdido la cuenta de cuántas estrellas han muerto. Se estiman millones.
“Es la epidemia más grande que hemos visto en la fauna marina”, dice Harvell, explicando que en un mes vio desaparecer a miles de estrellas.
En un comienzo se creía que solo afectaba a la costa occidente de Norteamérica, sin embargo, posteriormente se descubrió que en la costa del Atlántico también estaba pasando algo similar en una zona que comprende desde Nueva Jersey hasta Maine.
Las estrellas de mar son depredadoras de los mejillones y otros moluscos pequeños, sin ellas, las algas son devoradas y sin las algas no pueden sobrevivir los langostinos. De esta forma, si las estrellas de mar desaparecen, también desaparacerán otras especies.
Aún no se sabe que causa de forma exacta la epidemia, pero las evidencias sugieren que el brote está vinculado al aumento de la temperatura del agua. Esto puede deberse a que microorganismos infecciosos proliferan a mayor temperatura.
“En el fondo, estoy preocupado por que esto puede ser un presagio de algo inminente, resultando un problema mayor del cambio climático”, explica Bruce Menge, ecólogo marino de la Universidad del Estado de Oregón.