La Isla de Chiloé es una parada obligada para quienes visiten Chile, y para quienes vivimos en este largo país. Lamentablemente, esta isla tiene muy pocos recursos, que no son debidamente cuidados.
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Primero, la llegada de las salmoneras fue un desastre, ya que contaminaron la zona donde habitaban más de 600 pingüinos. Luego, las plantaciones de eucaliptus que sustituyeron los árboles endémicos, y ahora, la solución aparentemente es peor que el problema, ya que la construcción del parque eólico estaría sobre delicados ecosistemas ubicados en la cordillera chilota, llamados Turberas de campaña, que son capaces de almacenar agua y liberarla en las cuencas en la época estival.
“El parque eólico San Pedro dinamitó toda la cordillera, donde el agua empezó a correr por todos lados, porque se rompió la turbera. San Pedro hoy día tiene su proyecto de ampliación en el otro espacio de turbera que le quedó. Es alarmante ver cómo hoy en día en Chile se aprueban estos proyectos y nadie ve el efecto sinérgico que va a ocurrir con cuatro o cinco proyectos más ahí”, dijo Jorge Valenzuela, director de la ONG.
El ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, no se hará presente en la isla para analizar lo que allí ocurre, ni tampoco se ha pronunciado sobre el problema.
Durante el último verano, sólo en Ancud, donde la población rural alcanza un 32%, más de 5.000 personas se vieron afectadas por la sequía y se tuvieron que repartir, mediante camiones aljibes más de 4 millones y medio de litros de agua, solo para necesidades básicas.