Cuando grupos ambientalistas lanzan una campaña, lo hacen en grande y, por lo regular, con evidencias en mano. Vemos a Greenpeace con su campaña Detox, PETA con su lista de productos cruelty free… Todos ellos luchando contra las grandes compañías. ¿Qué pasaría si, de repente, el gobierno decidiera prohibir estos categorizados boicots ambientales?
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Veamos el caso de Australia, donde diputados de la coalición y la industria pretenden cambiar la jugada con una revisión a la ley; su objetivo, impulsar la prohibición de campañas con tono ambientalista, es decir, que señale a tal o cual compañía como responsable de algún daño ambiental.
En concreto se busca modificar la Ley de Competencia y del Consumidor de 2010, en cuya sección 45D señala la prohibición acciones que impidan detener a una tercera persona de comprar mercancías. Sin embargo, en la sección 45DA se menciona una excepción en actos de boicot secundario cuando se trata de campañas relacionas con la protección al medio ambiente y al mismo consumidor.
Los interesados en eliminar esta exención son la Asociación de Productos Forestales de Australia y la industria de los alimentos del mar, por dos casos en concreto.

- No Harvey No!, una campaña organizada por GetUp! y Markets for Change, que tiene como objetivo detener la venta de productos hechos por la empresa Harvey Norman, muebles fabricados con los bosques y maderas nativas.
De acuerdo con Richard Colbeck, secretario parlamentario para la agricultura, “ellos están diciendo que la industria forestal en Tasmania está destruyendo los bosques nativos y esa es claramente una campaña deshonesta.
- Por otro lado, la Alianza Nacional de la Industria de Alimentos del Mar, presentará una revisión a la política mencionada argumentando que: a) las campañas ambientales dirigidas a determinado target deben ser consideradas como boicot secundario y b) se debe vigilar la veracidad de lo que dicen los grupos ambientalistas, en particular, de las industrias.
“Necesitamos una igualdad de condiciones para poner fin a estos grupos ambientalistas que promulgan la desinformación sobre la industria de los mariscos. La verdad es que la mayor parte de la industria pesquera australiana es altamente sostenible … pero todavía hacen estas afirmaciones (contrarias) sin ningún recurso ” , dijo Grahame Turk presidente de Alianza.

Por las declaraciones hechas por Colbeck, es muy probable que el gobierno acceda a eliminar la sección 45DA.
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Pueden decir lo que quieran, pueden hacer campaña sobre lo que les guste, pueden tener un punto de vista , pero no debe ser capaz de ejecutar una campaña específica centrada en el negocio o concentrado en el mercado, y que no deberían ser capaces de dicen cosas que no son ciertas.
El debate gira, entonces, a un asunto de libertad de expresión. En teoría se puede decir lo que sea, sin centrarse a un determinado negocio o mercado y con pruebas en mano. Sin embargo, conocemos las herramientas del gobierno y las grandes empresas, que pueden manipular lo que sea con tal de salir bien librados.
Resulta importante conocer estos casos como ejemplos y/o antecedentes de algo que puede pasar en nuestros países. De repente quedamos en una delgada línea entre leyes, de lo que podemos, o no, hacer o decir, visto como una amenaza ante las grandes compañías. Mejor no invoquemos, ni demos ideas.
Fuentes: Australian government may ban environmental boycotts (The Guardian)