Texto escrito por José Barcia
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La población mundial superó los 6500 millones de habitantes. Actualmente, somos 7.195.217.000 de seres humanos. Lamentablemente millones de niños no nacen con un pan bajo el brazo sino en la miseria, un dato escalofriante es que la mitad de la población mundial vive con dos dólares al día. 854 millones de personas en el mundo están subalimentadas. No hablamos de grandes lujos, ni siquiera de pequeños, hablamos de falta de agua y comida.
Las noticias en los diarios, en la televisión logran sorprender a quienes prestan atención, sin embargo, la mella no es tan grande: no se toman medidas ni se concientiza. Los problemas de energía, el aumento del efecto invernadero, la escasez de agua potable, el problema de la basura y la contaminación son exponencialmente proporcionales al porcentaje de población. El número de personas que se calcula que habrá en el mundo en 2050 es de 9000 a 10000 millones de personas.
¿Por qué no se concientiza sobre este hecho? ¿Por qué no se toman medidas a nivel de natalidad y educación sexual?
La humanidad debió haber tomado medidas al respecto mucho tiempo atrás. Aunque suene cruel, son mucho más crueles los niveles de pobreza en un mundo y un sistema que no puede ser igualitario, que no puede absorber la demanda. El resultado: una ecología devastada porque al Planeta se le exige más de lo debido y la consecuente contaminación crónica.
La farsa del desarrollo sustentable: ¿Qué le estamos haciendo a nuestro Planeta?
Lo que se quiere decir con “desarrollo sustentable” es “crecimiento indefinido”, con una hábil manipulación de los términos, lo cual es simplemente imposible en un planeta finito.
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La mayoría de los políticos no hacen otra cosa que demagogia ya que dependen de los votos para que los elijan. ¿Les van a decir la verdad a la gente y como estadistas decretar la emergencia mundial que es necesaria para evitar el colapso y encarar algo así como una economía de guerra sin distinción de fronteras? Por supuesto que no. Sólo les interesan los índices de crecimiento.
En la última década la producción de electricidad del mundo se duplicó, y las dos terceras partes de esa nueva generación la aportó el carbón mineral. El carbón también cubrió la mayor parte del déficit de generación provocado por la “pausa nuclear” que se ha impuesto Japón y algunos países europeos después de Fukushima, con Alemania a la cabeza. (Daniel Montamat- Clarín 11/02/2013).
¿En qué han quedado entonces todas las declaraciones de las reuniones efectuadas desde 1992?
Las consecuencias están a la vista. Según datos de Nasa, si se comparan el valor promedio de los registros del período 1950-1980 con el valor promedio de la década 2000-2009, la temperatura global de la tierra se ha incrementado en 0,8 °C Este dato de por sí preocupante, no refleja otra realidad. En efecto, esa misma comparación arroja que el casquete polar norte ha sufrido un aumento de 2 °C, lo que explica el sorprendentemente rápido descongelamiento del Artico. Estos datos echan por tierra la pretensión de no superar 2 °C de incremento para el 2020, la temida y arbitraria barrera de seguridad para no sufrir consecuencias irreversibles para la Tierra.
Mientras tanto, en 2012 se han fabricado 60 millones de vehículos a combustión interna (Diario Clarín 26/2/2013), un 3 % más que el año anterior. China fue el que más produjo con 16,3 millones de unidades, le siguieron EE.UU. con 14,5 millones y Japón con 5,3 millones.
Atendiendo a nuestra irrefrenable voracidad por la energía, estamos generando aproximadamente 32 mil millones de toneladas de CO2 equivalentes por año. Si comparamos esta cifra con la estimación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de 375 mil millones generados desde la revolución industrial, vemos que estamos generando un 8,5 % por año de todo lo generado hasta ahora.
El gran tema en debate es la sustentabilidad de la humanidad. ¿Se están tomando medidas conducentes a frenar el cambio climático? Es obvio que no. Todos los indicadores de consumo de combustibles fósiles aumentan y por lo tanto la temperatura global también lo hace. Sin embargo, esto no puede atribuirse al déficit de información. Los científicos advierten sobre fenómenos ocasionados por el calentamiento global, lo que está llamando a la reflexión a mucha gente. ¿Cómo se hace para que sociedades enteras que quieren creer en la falacia del “desarrollo sustentable” para que sus vidas no se alteren, cambien radicalmente su modo de vivir?
Acción cotidiana
Una persona, desde su hogar, puede hacer pequeños actos para ayudar al Planeta:
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Puede evitar el despilfarro de la energía eléctrica en la iluminación con lámparas de bajo consumo
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Apagar luces o televisores que permanecen encendidos inútilmente
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Evitar el uso de acondicionadores de aire y combatir el calor con ventiladores que consumen un 5 % de la energía necesaria para un acondicionador
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Ahorrar calefacción eléctrica o gas
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Ser cuidadoso con el uso del agua, evitando múltiples descargas completas de inodoro que llevan enormes cantidades de agua potable a engrosar aguas cloacales que se vuelcan crudas en los ríos
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Puede usar su auto lo menos posible en ciudades esquizofrénicas, trasladándose en transporte público.
La pregunta es: ¿Cuánta gente es consciente y usa el sentido común? La salvación de la especie requiere la acción mancomunada de las grandes mayorías y sin fronteras, es decir de toda la humanidad?
Todos estos datos pueden ser ampliados con la lectura del libro “El suicidio del hombre”, de José Eugenio Barcia. El texto puede ser encontrado en formato papel y digital en: El Aleph, Tematika y Amazon.