Irlanda ocupa el puesto número doce en el ranking de países productores de cerveza de la Unión Europea. Su elaboración comenzó hace cinco mil años, a manos de dueños de pequeñas tabernas, quienes creaban sus recetas propias.
Esta es una tradición muy arraigada en la cultura irlandesa, por lo tanto, es difícil encontrar una localidad que no tenga su fórmula propia, lo que resulta en una producción anual de 8,5 millones de hectolitros de cerveza. De ellos, la mitad es exportada.
La negra o stout es la variedad asociada de forma tradicional a este país. Un brebaje que resulta de una alta fermentación y cuyo color se debe a los 200ºC a los que se tuesta su cebada malteada. Este quemado es lo que explica su amargor característico y las notas de café que destacan al beberla. A esta dureza, se contrapone su textura suave y cremosa, lograda con el nitrógeno que se le añade.
Pero la tradición va más allá de las preparaciones. Servirla también implica un proceso y, tras llenar el copón, es necesario dejar el vaso en reposo unos segundos, para que las burbujas de nitrógeno asciendan, de esta forma, el color pasará de beige a negro. Luego, se sirve la espuma y se hace a través de una boquilla agujereada, para conseguir la peculiar densidad de todas las stout.
A continuación, te mostramos sus más famosos exponentes: