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El Síndrome de Noé o la acumulación de animales

El Síndrome de Noe se da cuando un individuo acumula animales sin darles el correcto cuidado y es un mal que necesita tratamiento psicológico.

Acumular compulsivamente objetos es un mal de nuestra época y resultado del consumismo como filosofía de vida. Pero, ¿qué pasa cuando en lugar de acumular cosas al punto de no saber qué se tiene, se acumulan animales?

El Síndrome de Noé es una variante del Síndrome de Diógenes, también conocido como hoarding. ¿Todo suena a palabras rimbombantes? La verdad es que son más sencillas de entender que las razones por las que un ser humano puede padecer dichos síndromes.

Los Síndromes toman sus nombres de personajes bíblicos conocidos por acumular compasivamente objetos (Diógenes) y animales (Noé). El TOC es una patología que obliga a los pacientes a repetir actitudes, rutinas de manera compulsiva, casi como si hubiera una manera de hacerlo correctamente y que ésta jamás fuera alcanzable. La acumulación compulsiva, literal y figurativamente llena espacios emocionales con los que el enfermo no puede lidiar.

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Es muy importante aclarar que no porque sientas empatía con los animales y dediques parte de tus recursos a ellos padeces Síndrome de Noé (SN), si así fuera, con toda seguridad los animales rescatados estarían muertos. La diferencia clara está en que un rescatador comprometido y que tal vez sea demasiado apasionado por la causa, siempre tendrá claro que la salud de los animales – y la propia- no debe descuidarse. Un enfermo de animal hoarding se conformará con “rescatar” animales, llevarlos a casa sin pasar por el veterinario o revisar si está en sus posibilidades económicas ayudarlo.

La acumulación de animales suele ser una segunda fase tras la acumulación de objetos, por lo que la salud física del acumulador ya está comprometida. Debido a la acumulación de objetos, viven entre polvo y humedad que afecta su sistema respiratorio; no están acostumbrados a limpiar porque la tarea los confronta a su adicción y es demasiado abrumadora.

Cuando entran a la escena, no necesariamente serán sólo animales de compañía, se han reportado casos tanto de gatos, perros, conejos, hurones, aves, cobayas como de animales de granja: caballos, pollos, cabras, vacas. Tampoco es raro que se encuentran varias especies en el mismo espacio.

Algunas fuentes estiman que un 2% de la población puede llegar a sufrir Diógenes o Noé y que el origen de esta enfermedad es diverso, pero en cualquier caso precisa una intervención especializada en la que, además de una terapia psicológica adecuada, es preciso el tratamiento farmacológico. Para tratarlo es indispensable un equipo multidisciplinario que confronte al paciente no sólo con la sintomatología de su síndrome si no con el origen; al mismo tiempo que otro equipo preparado en terapias cognitivo conductuales lo prepara para hacer compromisos con su realidad y así cambiarla.

En México este Síndrome es tratado por el Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente  y algunas asociaciones civiles dedicadas a la protección animal, asistidas por la Brigada de Vigilancia Animal, han ayudado a colocar a los animales rescatados de acumuladores compulsivos.

Para identificar correctamente a un paciente de Síndrome de Noé, verifica que cumpla con los siguientes requisitos:

  1. Es muy difícil que te deje entrar a su casa y casi siempre se ven afuera de su puerta.
  2. Si te deja entrar, es prácticamente imposible encontrar un espacio libre donde sentarse, caminar o colocar algún objeto.
  3. No hay espacios asignado para los animales, su alimento, camas y areneros o baño para perros.
  4. Es muy sencillo encontrar heces de animales en el piso o en cualquier superficie libre.
  5. No tiene claridad de cuántos animales hay en su casa, no puede nombrarlos por nombre o no sabe cuándo llegaron.
  6. No están vacunados, esterilizados.

Si conoces alguna persona que creas padece este síndrome, busca ayuda para confrontarlo y recuerda que, aunque haya perdido la proporción de lo sano, hay estándares que puedes recordarle. Apóyate en ofrecerle mejor nivel de salud a sus animales a cambio de que acepte vivir con menos. La mejor manera de ayudarle es confrontarlo.

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