¿Cómo sería vivir en una comunidad que se base en el respeto por la naturaleza?, ¿que sea sustentable tanto alimenticia como económicamente?, ¿que use materiales ecológicos para sus construcciones? Bueno, ese ideal de vida se está llevando a cabo en las Eco-aldeas.
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En Chile, se conoce el caso de Calera de Tango en la región de Arauco, que ha impulsado la iniciativa de transformar la gestión de su municipio según los criterios de los Eco-Municipios. Esta idea es amparada por IEMEA, el pionero en este modelo de gestionar los municipios en los años 80 en Suecia.
Torbjörn Lahti y Sarah James son los principales impulsores de las Eco-aldeas, extendiendo la idea con talleres, conferencias, charlas y toda clase de acciones en diferentes partes del mundo, como Estados Unidos, el reino Unido e incluso en Chile.
Dentro de los ejemplos de eco-aldeas en el mundo, se destaca Lakabe, en Navarra y el poderoso modelo italiano Damanhur, que además ha conseguido erigir un modelo financiero y monetario alternativo imperante y adaptado a los miembros de su comunidad.
La idea de las Eco-aldeas, Eco-municipios y Eco-villas es tener un modelo de vida común que se base en la autosustentación, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir indefinidamente.
Si las Eco-aldeas logran extenderse, podrían persuadir a los aldeanos del mundo entero vivir más ecológicamente, y así poder estar en armonía con nosotros mismos y con el planeta.
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