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Una prolongada investigación estadounidense con monjes budistas, ha mostrado que meditar regularmente origina nuevas conexiones neuronales, permite alcanzar niveles de conciencia inusuales e incluso cambia la forma de trabajar del cerebro, lo cual está ausente en quienes no realizan estas prácticas.
Son las más recientes conclusiones de un equipos de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, en EE.UU., dirigidos por el neurocientífico Richard Davidson, que desde 1992 efectúan un estudio en colaboración con el Dalai Lama y otros monjes budistas muy experimentados en la meditación.
Según este trabajo, los monjes budistas que llevan largo tiempo practicando meditación presentan una gran actividad en una zona del cerebro, situada justo detrás de la parte izquierda de la frente, en la corteza prefrontal izquierda.
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EL CENTRO CEREBRAL DEL FELICIDAD.
Este área no es muy activa en las personas que no meditan, pero sí lo es con frecuencia en quienes tienen un carácter optimista y poco ansioso.
«Los monjes que llevan meditando largo tiempo registran una actividad realmente alta en esa parte del cerebro, lo cual requiere un entrenamiento, al igual que sucede con los jugadores de tenis mejoran con la práctica de este deporte «, ha explicado Davidson.
La investigación comenzó en 1992, cuando el Dalai Lama invitó al doctor Davidson a su casa en Dharamsala, en la India, y le propuso estudiar el cerebro de los monjes de su comunidad, que ostentan una tradición centenaria de meditación y recogimiento.
En el estudio participaron ocho de los monjes más expertos en la meditación, quienes han practicado esta técnica durante 10.000 a 50.000 horas, a lo largo de entre 15 y 40 años, así como un grupo de control, formado por diez estudiantes que no habían meditado y dedicaron una semana de entrenamiento en la contemplación.
A ambos grupos se le colocó en la cabeza una red con 256 sensores eléctricos y se les animó a meditar durante un rato.
Los datos registrados en los monjes fueron asombrosos, ya que la amplitud de las ondas gamma cerebrales recogidas en algunos de ellos son las mayores registradas en un contexto no patológico.
La altísima amplitud de estas ondas se explica por la suma de ondas que emiten las diferentes neuronas, que los monjes conseguían sincronizar en un número muy elevado al meditar.
En los últimos años, las nuevas técnicas de imagen han permitido observar cambios en las conexiones neuronales durante la edad adulta y actualmente numerosos estudios constatan que el cerebro cambia dinámicamente a lo largo de la vida del ser humano.
EL SECRETO DE DHARAMSALA.
Según Davidson y su equipo, los resultados del estudio indican que el cerebro, con un correcto entrenamiento, puede desarrollar funciones y conexiones neuronales nunca imaginadas.
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