En América y Europa Septentrional, se acerca ya el verano: sol, calor… para muchos arena y mar, para otros aunque sea una escapada a algún balneario o parque acuático. Lo importante será relajarse y olvidar el estrés del diario ajetreo en las próximas vacaciones, ¿verdad? Aunque… quizá no sea tan relajante enterarse de que en las albercas gracias a la pésima higiene de muchos nadadores, hay gran cantidad de gérmenes al acecho.
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Esto es resultado de una investigación hecha en EE.UU. por el Consejo para la Calidad del Agua y la Salud, donde señalan que una de cada cinco personas admitió haberse orinado en alguna alberca. (Y a esas habría que sumar a las que lo habían hecho y no lo admitieron…)
Este estudio arrojó como resultado, por ejemplo, que un 93% de los encuestados afirmaron que no aceptarían reusar el agua de una tina en la que alguien más se bañó. Hasta ahí muy de acuerdo con ellos ¿verdad? Pero resulta que el 44% reconoció que no considera necesario darse un el baño antes de meterse a cualquier alberca, y sólo un 32% afirmó meterse a la ducha antes de nadar, lo que indudablemente convierte estos lugares de recreo en un “baño comunitario” (¡Uggh!)
Por ese tipo de situaciones, las autoridades públicas de salud de ese país recomiendan algunas medidas para que las albercas no se conviertan en caldo de cultivo de bacterias que puedan provocar infecciones o enfermedades. La medida más importante que piden a la población es bañarse con jabón antes de nadar -pues acto en apariencia simple, remueve sudor, maquillaje, aceites corporales, y cualquier rastro de materia fecal u orina del cuerpo- ya que esto evitará muchas enfermedades como la diarrea, infecciones de oído o de piel, y previene irritaciones por la mezcla de estos elementos con el cloro de las albercas.
Y es esta sustancia mezcla de cloro y residuos o impurezas -y no el cloro por sí mismo- la que provoca enrojecimiento de ojos y el olor a químicos, tan característico de la mayoría de estos lugares, y que irónicamente un 38% de los encuestados afirmaron considerar el olor fuerte un indicador del grado de limpieza en estos lugares.
Eso sí, según este mismo estudio, la gran mayoría, 95% de los encuestados, afirmaron reconocer que los nadadores tienen un papel fundamental en mantener las albercas limpias, y por tanto, saludables.
Ok, quizá nosotros tomemos en cuenta esta recomendación, pero entonces… ¿Cómo hacer para nadar con confianza en una alberca? Estos son los puntos que hay que comprobar:
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- Observa que el agua tenga un color azul, claro, y transparente
- Toca los azulejos para asegurarte que se sientan lisos y limpios
- Huele y asegúrate que no se perciban fuertes olores químicos
- Si es una alberca que frecuenten, pueden solicitar que se utilice el llamado “detector de malas costumbres”, es un compuesto que se añade a las piscinas para evitar la proliferación de plantas microscópicas en el agua, además de ser fungicida y darle un color más azulado al agua. Pero lo mejor es que se le llama así porque los compuestos de la orina hacen una reacción química con el sulfato de cobre que compone a este producto, y si a algún ‘gracioso’ se le ocurre orinar en la alberca, se formará alrededor suyo un halo azul más intenso que lo delatará.
Ahora sí, tomando en cuenta estas recomendaciones, ¡a divertirse este verano en el agua!
Fuentes: Before swimming, be sure to shower (Water and Health)
Cuidado con los gérmenes…. 1 de cada 5 se orina en las piscinas de EU (CNN México)