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Queso feta

Características y elaboración de este queso y consejos para elaborar recetas o consumirlo.

El queso feta es un queso fresco de leche de oveja o de cabra y con índice de grasa variable, con un mínimo del 40% aproximadamente, ya que depende de la “curación” del propio queso. Hay diferentes tipos de queso feta, y aunque el más conocido es el griego, podemos encontrarlo también en Turquía, Dinamarca y Bulgaria.

El queso feta griego es el más famoso porque también es el primero en estar documentado desde hace cientos de años. Aparece datado en la Rapsodia I de la Odisea.

Cómo se hace el queso feta

La elaboración de este queso se hace partiendo de la leche cuajada. Esta se divide y se pone a escurrir en un molde especial o en un saco de tela.

Cuando el queso ha escurrido el suero lácteo, se corta en rodajas gruesas y se pone a curar en salazón. Es decir, se sala por las dos caras de cada rodaja de queso y se introducen en barriles llenos de salmuera.

El resultado que se obtiene es un queso firme, en contraste con otros quesos frescos que son menos duros, un sabor intenso pero a la vez suave y ligeramente acidulado.

El queso feta se utiliza principalmente en ensaladas, como la ensalada griega que hemos hecho. También en recetas árabes para rellenar hojaldres o pastas similares. O bien como aperitivo acompañado de un licor griego bastante fuerte y con sabor dulce y olor a regaliz llamado Ouzo.

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