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¿Te atreverías a pasar un año sin sacar basura de tu casa?

Dave, un ecologista estadounidense, se atrevió a hacer un experimento interesante: guardar en su casa toda la basura que generara durante un año. Ve cómo fue el resultado.

¿Qué haríamos si tuvieramos que pasar un año acumulando cualquier residuo dentro de nuestras casas? Seguro acabaríamos por encontrar formas de reducir nuestro consumo para evitar que nuestra casa se volviera una escena de pesadilla, y tarde o temprano la necesidad nos haría aprender a aplicar la famosa regla de las 3 R’s: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Bueno, pues Dave Chameides, un ecologista estadounidense de 38 años, que vive en Los Ángeles, California, un día se dio cuenta de que al tirar la basura, se deshacía del “problema” porque la apartaba de su vista, pero no se hacía consciente del daño que causaba al medio ambiente.

Entonces Dave llegó a la conclusión de que si todos tuvieramos que lidiar con la basura dentro de nuestros hogares, quizá tomaríamos mejores decisiones sobre qué comprar y cómo reciclar los residuos cuando ya no lo ocupamos.

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Por eso, se atrevió a hacer un experimento muy interesante: el proyecto “365 days of trash”, en el que decidió acumular toda la basura que generara durante un año, en el sótano de su casa para hacerse cargo de ella. Además se comprometió a que si salía de viaje durante ese año, mandaría empaquetada toda la basura generada por él como parte del registro.

El objetivo entonces fue evitar que la basura en su casa se convirtiera en una montaña terrible y en lugar de eso buscar todas las formas de minimizarla.

A lo largo del año, cada día Dave documentó cuánta basura producía y a dónde iba a parar: si al reciclaje, reuso, composta, o acumulación; y sólo si era basura higiénica podía permitirse tirarla por motivos de salud. Conforme transcurrían los días, se fue organizando más: comenzó a separar el papel de los envases y organizar los cartones, no compraba agua envasada en botellas de plástico, envolvió los regalos en tela en vez de papel, evitaba comprar comida empaquetada, reutilizó las bolsas de plástico y fabricó una caja para albergar pequeñas lombrices que fabrican composta a partir de residuos orgánicos y papel.

Los números le dieron la razón a Dave. Al finalizar el año, su total de basura acumulada en el sótano era de 13.8 kgs, lo que representa un promedio de… ¡30 gramos diarios! Esta cifra es prácticamente nada comparada con lo que produce cualquier ciudadano estadounidense común, que es 1.2 kgs de basura al día.

Algo para reflexionar es que la basura que generamos dice mucho de lo que consuimos como sociedad, pues cambia según el país, y claro, la época. Por ejemplo, en México, en la mitad del siglo pasado la producción de basura por persona andaba entre los 300 y 400 gramos al día, y era principalmente orgánica.

Ahora, los mexicanos estamos apenas un poco por debajo de los estadounidense en la generación de residuos, con un promedio de 1 kg de basura al día, y además la mayor parte de los desechos son inorgánicos y difíciles de degradar. Este dato incluso varía entre zonas de un mismo país, ya que hacia el norte de México, en estados fronterizos con mayor acceso a la tecnología, esta cifra asciende a 1.3 kgs, mientras que en el sur y occidente del país se acerca más a los 800 gramos.

Sin duda, Dave es un ejemplo para que cualquiera, aún sin seguir sus pasos tal cual, ya sea porque les parezca muy radical,  porque no tengamos sótano( ¡O al menos no uno tan grande como el de Dave!),  podamos ser más conscientes de que nuestros residuos tienen un ciclo de vida que va más allá de desparecerlos de la vista en el contenedor , y que la generación de residuos empieza desde el momento en que elegimos nuestras compras de cada día.

Vía: 365 days of trash

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