Qué bueno es juntarse después de una larga y aburridora jornada de trabajo, a tomarse unos cócteles con amigos y ese delicioso picoteo: maní, papitas fritas, aceitunas verdes, pinchos de carne y esas salsas espesas y sabrosas para aderezar. Un rito sagrado para muchos.
El beneficio es el relajo, la alegría de poder comunicarnos. Lo malo, nos lo informa Giuseppe Fatati, presidente de la Fundación ADI –una entidad italiana dedicada a la nutrición– y coordinador del proyecto “Obesity Day”, que reunió en Roma a expertos para dar a conocer los riesgos de una alimentación inadecuada.
“Los aperitivos, sobre todo los disfrazados con un jugo de fruta débilmente alcohólico, cierran el día con esa alegría cautivante del ‘fin del trabajo’. Y actualmente son tendencia, pero es difícil decir cuántas calorías se ingieren casi jugando ”, explica Fatati.
“Hagamos dos cuentas –propone Fatati– un aperitivo a base de vino ronda por sí solo las 200 calorías y los que se sirven en un vaso grande lleno de hielo pero con mucho gin y bebidas pueden incluso superarlas. Y además los maníes: 40/50 gramos suman como mínimo 300 calorías”. Y eso es sólo el comienzo: “Después vienen las papas fritas y sus aderezos”.
No nos culpemos… a las siete de la tarde cualquiera tiene “más dientes que una peineta”. Pero no hay que perder de vista que estaremos frente a 600 o 700 calorías . Como jugando, distraidos en la conversación amena, en la chimuchina y el “pelambre” a nuestros superiores, Muchas veces nos olvidamos de qué nos estamos echando a la boca.
Fuente: Los aperitivos podrían engordar más que una comida completa (El Clarín)
