Hace ya un par de días que el gobierno declaró la zona de Lonquimay como zona de catástrofe, producto de las intensas nevazones que la han azotado. Uno de los grandes problemas que generan las nieves son los de conectividad, cortándose caminos y carreteras, dejando a miles de personas incomunicadas. El otro problema es la situación de los animales.
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El ganado bovino y ovino que acostumbra a comer lo que crece a ras de suelo, de pronto se ha encontrado con la tierra tapada de nieve y muy pocas ramas u hojas o pasto con el que alimentarse. Las reservas de los ganaderos no son muchas y el follaje se acaba rápidamente cuando todos los animales están hambrientos.
Si se tiene un perro, por ejemplo, se puede hacer entrar a la casa y que se acueste al lado de la estufa. Cosa distintas son un montón de vacas, a las que no les queda otra que soportar como puedan el frío, metiendo las patas en la nieve y escarbando en la misma en busca de algún alimento. Las ovejas por lo menos tienen su lana para soportar el frío, pero el hambre las ataca por igual.
Después de declarar la zona de catástrofe, el gobierno ha informado que distribuyó 140 toneladas de alimento concentrado para los animales en Lonquimay y Curarrehue, dos de los pueblos más afectados. Asimismo, dijo que se están tomando medidas a mediano plazo, entre las que se cuenta un fondo de más de 700 millones proveniente del Fondo de Desarrollo Regional.
El drama humano que se vive en la zona es innegablemente terrible, pero no olvidemos que los animales son los que más sufren con las catástrofes naturales.
La información de las 140 toneladas fue obtenida de www.gob.cl