Todos los que hemos vivido en el sur de Chile sabemos lo importante que es la leña para la vida cotidiana. Sin estufas de combustión lenta sería difícil sobrevivir dignamente al frío y las lluvias que cada invierno azotan ciudades como Valdivia o Puerto Montt. Pero a nadie le hace gracia el método con el que talan los bosques para proveer madera.
PUBLICIDAD
Según cuenta un artículo publicado por la WWF en Chile, sólo un 3% de los bosques nativos del sur del país son manejados de forma sustentable, lo que significa que de entre los 13 millones de hectáreas existentes, menos de 400mil se utilizan con métodos renovables.
También dicen que más de un 90% de la madera que se cosecha de los bosques naticos se destina a su uso domiciliario como leña, y es extraída sin criterios de manejo responsable. Desde la llegada del imperialismo español a estas tierras, la cantidad de bosques nativos se ha reducido al menos a la mitad, producto de la tala indiscriminada, la conversión en plantaciones, la fragmentación y el aislamiento, y los incendios forestales.
Además, el bosque es el hábitat de innumerables especies de animales, y la WWF entrega los datos siguientes datos: un 81% de los mamíferos, el 25% de las aves y 71% de los anfibios de estos bosques se encuentran amenazadas.
La solución a este problema parece ser muy sencilla: el manejo responsable. Basta con que el Estado instale la discusión para que se aprueben leyes que obliguen a los productores de madera a hacerse cargo del impacto ecológico de sus faenas. En otras palabras, requiere voluntad política. Pero las grandes corporaciones que compran y producen madera (CELCO, por ejemplo), no controlan sólo el mercado, sino también la prensa, y quién sabe si al Estado.