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Animales despedazados en las carreteras

Frente al sensible fallecimiento del diputado UDI Juan Lobos, queremos recordar a los miles de animales que mueren destrozados en las carreteras

Con la muerte esta mañana del Diputado UDI Juan Lobos, se abre un tema que parece estar encerrado en su especificidad: los animales en las rutas. Me ha tocado muchas veces viajar por una carretera y ver animales muertos, destrozados y mutilados en el camino, con escenas horrendas como perros sin cabeza o tripas repartidas por el cemento.

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El principal problema es el diseño de las carreteras y autopistas. Si vas a construir una ruta por la que se puede circular a grandes velocidades, tienes que estar segurísimo de que nada se va a aparecer de un momento a otro frente los automovilistas, ya que éstos no tendrán tiempo de frenar. Recuerdo una vez que iba manejando camino a El Quisco y, prácticamente en el mismo instante, vi un ratón y sentí como una de las ruedas al auto le pasaba por encima. No tuve tiempo de reaccionar. No se puede.

Si bien la muerte del diputado es trágica y lamentable, la muerte del caballo también lo es. Lo imagino en quizás qué andanzas al frío de las 6 de la mañana, cruzando la carretera de forma infinitamente inocente, y sintiendo un durísimo golpe lateral. En los medios tradicionales no he encontrado información acerca de qué le pasó al caballo.

En los últimos 10 años, en Chile se han producido más de 2400 accidentes de tránsito en carreteras que involucran animales en la ruta, de los cuales 42 han resultado con víctimas fatales. El problema es que los animales pueden ingresar a los caminos, es decir que no se han creado barreras efectivas para evitar el paso.

Los animales no tienen ninguna culpa de no comprender los inventos humanos, pero los humanos sí tienen culpa de asesinarlos con esos inventos. Todo lo que se necesita es una fiscalización adecuada: en las carreteras se debe instalar barreras para animales, a las que se les debe hacer una mantención apropiada, y ha de existir un ente fiscalizador con la competencia de calificar la calidad de estas barreras.

Pretendo desencerrar el tema de los animales en la ruta, usando el mismo argumento que se puede usar para muchos otros temas: sólo falta un poco de voluntad política. Voluntad para que los animales no puedan trabajar en los circos, para que los perros no puedan ser confinados a vitrinas, voluntad para vivir en un país impulsado por energías limpias y seguras. Hace falta un poco de voluntad para vivir en un mundo mejor. En este caso, la voluntad se reduce a alguien que fiscalice, que mire, que pregunte y que multe. ¿Tan difícil será?

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