Yo lo reconozco: Me gusta la comida chatarra. Pero en un minuto me di cuenta de que estaba comiendo cada vez más y que mi guata también crecía cada vez más. Hace poco más de dos semanas decidí hacer algo al respecto -por mi guata y mi salud- y decidí cortar la chatarra al menos por un mes -para partir- y empezar a alimentarme mejor y hacer más deporte. Y la verdad es que me he sentido muy bien.
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Yo no comía fruta. No porque no me gustara ni nada parecido, simplemente porque la encontraba fome. Mal. Ahora me como como promedio cuatro frutas todos los días: Una con el desayuno, otra a media mañana, otra antes de almorzar y una en la tarde (a veces me como una en la noche antes de comer). Además, traté de reducir mi consumo de carbohidratos (que estaba bastante elevado) y lo cambié por más verduras y mucha ensalada (antes igual comía, pero ahora como más). Y a veces lo combino de con algún pedazo de carne o pollo (estoy optando más por este último para tratar de reducir mi consumo de carne roja que también lo he hecho y andado muy bien porque me siento menos pesado). Además, en las noches estoy tratando de no comer ningún tipo de carne, ya que es lo que más se demora en digerir el cuerpo humano. Y la verdad es que me sentido muy bien. Además, lo he estado mezclando con deporte unas dos o tres veces por semana (con la intención de que sean cuatro).
La cosa es que como les decía, a mí me gusta la chatarra (o me gustaba al menos) y claramente la tentación ha sido grande estos últimos días (sobre todo esos días domingo que no dan ganas de cocinar nada), sobre todo, porque uno camina una cuadra y hay un cartel gigante de una hamburguesa cuádruple con queso y tocino que dice “asada a la parrilla” y después uno camina otra cuadra más y aparece la de la competencia también en una gigantografía de tres o cuatro metros con una hamburguesa doble con tocino y otras cosas. Entonces, ¿qué es lo que pretenden, que terminemos como Estados Unidos siendo uno de los países con mayores índices de obesidad en el mundo? Porque claramente toda esa publicidad invasiva lo único que hace es lavar cerebros y fomentar la cajita feliz y todo tipo de promociones similares que más encima vienen con juguetes y para así hacer que los niños prácticamente obliguen a sus padres a comprárselas y vamos engordando.
No quiero ser un hipócrita diciendo que no hay que comer nunca en la vida ese tipo de comidas (aunque algunas personas sí piensan así), pero sí creo que uno no debiese comerla tan seguido. Si uno se da un gusto y lo hace una vez al mes, personalmente, no lo encuentro tan grave. Pero si uno lo hace todas las semanas y a veces más de una por semana, creo que es más complicado.
Esto lo escribo porque hoy me subí al metro y todo el tren tenía la publicidad de una hamburguesa cuádruple, TODO el tren. Entonces me molestó, lo encontré demasiado, ¿hasta qué punto podemos permitir que nos bombardeen con publicidad invasiva como esa que lo único que hacen es fomentar una alimentación sumamente dañina? Así como molesta la publicidad en las elecciones de diputados, alcaldes y demases que llenan toda la ciudad de carteles, a mí, personalmente, me está comenzando a molestar ver una hamburguesa gigante a donde mire.
Lo paradójico es que una de las televisiones que había en una estación estaba proyectando una campaña que se llama “Elige vivir sano” y en donde en su página de inicio, aparece un mensaje de la primera dama de Chile, Cecilia Morel señalando lo siguiente: “Es mucho más que hablar de problemas de alimentación o malos hábitos que afectan nuestra salud, es un proyecto que quiere sembrar una nueva cultura”.
Esperamos que así sea (y revisen la página porque está muy buena y tiene cuatro secciones muy útiles: Come sano, mueve tu cuerpo, vive al aire libre y disfruta tu familia).