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Columna: ¿Y qué pasó con la nueva regulación ambiental?

A principio de año el gobierno resaltó mucho que se pondría fin a la Conama para crear una nueva instancia medio ambiental que velara por el cuidado del medio ambiente. Se denominó la “nueva institucionalidad ambiental” y tenía como principal emblema el ministerio del Medio Ambiente. Pero en algún punto entre medio de la creación se generaron ciertos vacíos, ya que, por ejemplo, la última palabra sobre un tema tan importante como lo es la aprobación de un proyecto termoeléctrico como Castilla, recae sobre una institución de menor rango en la pirámide jerárquica medioambiental chilena: La Corema.

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Lo que habría que averiguar es si este “vacío” fue un descuido o intencional, precisamente para que las máximas autoridades, como el Presidente de la República o la ministra del Medio Ambiente, puedan lavarse las manos y decir “esto no nos compete” o “nosotros no tenemos la autoridad para intervenir”. ¿No les parece un poco ilógico que ni la máxima autoridad medioambiental ni el presidente de un país tengan la última palabra sobre temas de esa índole?

Una vez desatada la polémica por Barrancones, la ministra Benítez fue al programa “Última mirada” de Chilevisión, donde fue entrevistada por Matías Del Río y en donde ella señaló que por más que el Presidente hubiera prometido en su campaña que no construirían termoeléctricas contaminantes cerca de santuarios naturales, la última decisión no pasaba por él y no tenía atribuciones legales para interferir en la construcción o no de Barrancones.

Al final, a lo mejor no se impuso por sobre la Corema -que por lo demás había aprobado el proyecto-, pero sí “le pidió por favor” a la empresa franco-canadiense Suez Energy (la misma que se encargará de analizar y evaluar proyectos de energía nuclear  entre Chile y Francia) que se fueran a algún otro lugar.

Entonces, a final de cuentas ¿la Corema tiene más poder -en temas medioambientales- que el ministerio del Medio Ambiente y el presidente juntos? Parece que sí. Pero finalmente todas esas decisiones siempre podrán ser revertidas mediante la principal arma de todos los políticos: El lobby.

Todo lo dicho anteriormente tiene como fin que todos nosotros; los que hacemos VeoVerde, los que lo leemos y opinamos, pongamos más atención sobre la transparencia y legalidad de estos procesos, porque lo que pasó ayer con la Corema de Atacama fue simplemente vergonzoso y arbitrario: Volvieron a suspender la tramitación ambiental de Castilla cuando sólo restan dos días hábiles para que se cumpla el plazo de finalización, lo que señala que si la Corema no se pronuncia al respecto dentro de los 180 días, el proyector se aprueba por “silencio administrativo”.

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Por lo que retomo el título de esta columna: ¿Y qué pasó con nuestra nueva institucionalidad ambiente?, ¿Dónde está cuando realmente la necesitamos?, ¿Alguien ha escuchado en los últimos meses a alguna autoridad -que no sea de la Corema- pronunciarse sobre este delicado tema?

Esperamos sus comentarios, opiniones y observaciones.

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